CAPÍTULO 24 - EL PESO DEL PASADO: KEIGO FRENTE A LA AUSENCIA DE TOYA

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La intención de Toya por la mañana era volver a clase, disculparse con los profesores por haberse saltado algunas clases el día anterior, hablar con Keigo y llamar a Jin, pero al despertar, la fiebre había vuelto a aumentar. Obligado por su hermana, volvió a quedarse en cama. Fuyumi intentó quedarse con él, pero Toya le dijo que podía cuidarse solo y que no tenía que perder clases por su culpa.

Antes de irse, Shoto y Natsuo se despidieron de su hermano.

—Ponte bueno pronto —dijo Shoto—, que quiero ir a ver a Keigo.

Toya sonrió de forma triste y asintió, viendo cómo sus hermanos abandonaban la casa. Él, debido a la fiebre y el cansancio, quedó dormido.

En la universidad, Keigo pasó parte de la mañana distraído por la falta de noticias de Toya. Durante esa mañana, trató de llamarlo varias veces, pero solo recibía el mensaje de que el número al que llamaba estaba apagado o fuera de cobertura, lo que hacía que el rubio se inquietara cada vez más.

—Keigo, deberías calmarte un poco —dijo Rumi mientras ambos caminaban hacia el comedor—, seguro que tiene una explicación. No creo que se haya vuelto a ir sin decir nada...

La respiración de Keigo poco a poco se fue obstruyendo. Aunque fue lo primero que se pasó por su cabeza, trató de no pensar en ello. Pero al decirlo Rumi, ahora ocupaba todos sus pensamientos.

<¿Y si se ha vuelto a ir?> La angustia comenzó a recorrer el cuerpo de Keigo; una sensación opresiva en su pecho hizo que tuviera que detenerse y apoyarse en la pared.

—¿Keigo, estás bien? —Rumi se acercó y le puso una mano en la espalda.

—Sí... solo me he mareado un poco...

—Espera aquí, siéntate y te traigo algo del comedor —le dijo la chica, que lo ayudó a sentarse y salió corriendo.

Las manos de Keigo temblaban; recordaba esa sensación de unos años atrás, los temblores diarios cada vez que pensaba en Toya, la ansiedad, la incertidumbre de no saber nada de lo que pasó. Ahora, a todo esto se añadía Shoto: si de verdad Toya había vuelto a irse, Shoto no volvería a estar a su cuidado, lo que de alguna forma significaría que había fracasado en ayudarlo, convirtiendo a Keigo en un fracaso, como bien le recordaba su padre años atrás, cuando aún vivía con ellos.

De pronto, frente a él, Shimura caminaba con el teléfono en la mano, y al verlo, Keigo se acercó a él de forma ansiosa, agarrándolo del brazo.

—Tenko... ¿sabes algo de Toya? —dijo con voz ronca y seca.

Tenko lo miró algo alarmado, aunque debido a su propia preocupación, no pudo apreciarlo del todo.

—Lo siento, he intentado llamarlo, pero no contesta, y he llamado a su casa y nadie responde.

Esto hizo que un frío repentino cubriera a Keigo, quien sentía que la historia volvía a repetirse.

—Va-vale... —al decir eso, Keigo parecía desvanecerse y caer al suelo. Tenko, asustado, alargó el brazo para ayudarlo, pero fue una falsa alarma; Keigo recuperó el equilibrio y con la mirada baja comenzó a caminar por el pasillo.

—Otra vez no, otra vez no... por mi culpa...

Tenko no pudo oír bien lo que decía, pues Keigo se alejaba. El peliceleste lo miró algo inquieto, y justo en ese momento, Rumi llegó corriendo y, al no ver a Keigo donde lo dejó, comenzó a buscar por toda la zona.

—Ey, Usagiyama, ¿qué pasa? —preguntó Tenko.

—Hola, Shimura... ¿has visto a Keigo?

—Sí, acaba de irse por allí —dijo, señalando el pasillo, donde ya no estaba—. Oh... bueno, estaba por allí.

Porque Te Fuiste (Dabihawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora