Enemy [Y.M] [✓]

Epílogo

Jimin miraba a su pequeño hijo gruñir mientras mostraba sus primeros dientes de leche, el enigma también gruñía dejando a relucir sus filosos colmillos.

—Ya aprendio de ti. —dijo mientras abrazaba por la espalda al enigma de tez pálida.

—Debe de aprender a mostrarse aterrador. —se giró y le dio un corto beso. —Es un enigma como yo así que debe de dar miedo.

—Más que miedo da ternura. —cargo a su bebé el cual al ver a su padre omega se ocultó en su cuello.

—Tú haces que sea tierno. —sonrió. —Yo lo hago terrorífico.

—Si queda soltero ya sabré a quién
echarle la culpa. —lo llevó a su cuna y lo acostó en ella. —ya es tarde y debe de dormir.

Yoongi asintió y luego de ver que su bebé estuviera seguro ambos se fueron a su habitación. Ya habían pasado unos meses donde Jimin se había vuelto el omega más cotizado y envidiado por muchos omegas, alfas y betas. Pues aunque no había nacido en cuna de oro como tal este había logrado establecerse en las familias poderosas creando junto a su pareja Min Yoongi una nueva familia poderosa mucho más poderosa que las principales.

Ambos estaban acostados en la cama mientras pensaban en todos los eventos que habían sucedido, Jimin ya se había vuelto muy respetado por muchas personas felicitándolo a cada oportunidad que lo veían. Yoongi por su parte había hecho que la empresa familiar creciera aún más gracias a la ayuda de su esposo que siempre estaba para él acompañándolo y apoyándolo en todo lo que hacía y planeaba.

—¿Cuál crees que sea la pareja de nuestro cachorro? —preguntó Jimin.

—No lo sé. —negó. —Creo que le enseñaré mi táctica.

—¿Tu táctica? —lo vio con burla.

—Hacer tratos con omegas hasta que llegue el indicado. —lo tomó del mentón y le dio un corto beso.

—Mmm puede y sea justo. —se rio en medio del beso. —te amo mucho Yoongi.

—Yo también te amo mi lindo omega. —le acarició la mejilla. —gracias por aceptar mi trato que te importa.

El omega soltó una suave carcajada mientras negaba y se volvía a besar con el enigma el cual lo había apegado a su cuerpo. Jimin sonrió y sabía que ahora iba a poder estar en paz con un hombre que lo amaba y una familia que lo quería y todo era gracias a que había aceptado aquel extraño trato de aquel pálido hombre que ahora era su esposo y padre de su hijo.