Enemy [Y.M] [✓]

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—¡Mamá, mamá! —exclamó una omega.

—Rose bebé que pasa. —habló una omega preocupada. —¿Estás bien?

—Mira el periódico. —sonrió emocionada. —Min Yoongi hará acto de presencia en la semana de la moda de Valentino.

—Esto es perfecto mi querida Rose. —le dijo. —es tu oportunidad para que los rumores de tu salida con él crezcan y eso llegué a una boda.

—Mandaré a que vayan a hacer mi vestido. —se emocionó.

La mujer sonrió cuando Yoongi hiciera acto de presencia ya tendría pruebas para poder meterle a su hija y así poder tener más poder con la primera familia poderosa. Se sabía que estos tenían un hijo enigma y ese era Min Yoongi un hombre de 30 años que no se mostraba a la luz y que sus entrevistas eran solo de voz y se sabía también que si un Min se presentaba a la sociedad era señal de que estaba en busca de compromiso.

Jimin por su parte miraba las noticias donde hablaban de su familia y como su hija Rose sería la cara de la marca Tiffany & Co, él suspiró al ver lo engreída que se miraba su melliza y como alardeaba de ser la hija única de la quinta familia. Yoongi miró al omega ver la televisión dónde salía la que era su hermana y se sentó a la par de este el cual vio de reojo al pálido y luego siguió viendo la TV.

—Te conseguí un trabajo. —hablo el enigma y Jimin lo vio.

—Ya tengo un empleo. —le dijo.

—Si, sobre ello ya hice que renunciaras. —mencionó. —ganabas muy poco y en el lugar donde ahora trabajarás ganarás el doble, no el cuádruple de eso.

—No tenías derecho. —hablo Jimin.

—Eres el prometido de uno de los hijos de la primera familia y de un enigma. —lo vio. —los mejores trabajos para estos.

—Es un poco discriminatorio. —hablo Jimin.

—No. —negó. —tú serás el jefe creativo de los eventos más importantes de mi empresa.

Jimin lo vio sorprendido, pues muchas personas mataban por aunque sea barrer en la empresa del enigma, el cual aunque nadie lo conocía, sabían que con solo trabajar en su empresa ya era un logro.

—¿No sería raro que un chico omega ingresará rápido? —le pregunto.

—No si te presento como mi prometido. —contestó.

Jimin no dijo nada, solo se levantó, pero tropezó con los pies del enigma, cayendo sobre este él cuál lo apegó a su cuerpo para que no se lastimara, ambos se vieron a los ojos y Jimin se sonrojó al poder sentir el fuerte aroma del enigma y sobre todo sentir un bulto en su mano.