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San Francisco, California.

Karol S.

Mi primer día de trabajo.

¿Estoy emocionada? Por supuesto que no. Nadie aquí se emociona por su primer día de trabajo.

Todos odiamos nuestro primer día de trabajo. Todos odiamos vivir.

Todos amamos odiar.

No importa qué. Odiar siempre es bueno.

Termino de peinarme y le sonrío a mi reflejo antes de buscar mi mochila en dónde guardo todo lo necesario.

Es gracioso porque me voy a mudar a otra casa, en la misma ciudad.

Pero no es mi casa, y tampoco voy a vivir sola.

—¿Lista para irte, cielo?

Mamá entra a la habitación, asiento retirándome el cabello que aún cae por mi cara.

—Que bonita te ves con el cabello así.

Le sonrío y me acerco a besar su mejilla antes de abandonar la habitación con ella detrás de mí.

—Bueno, como ya sabes, nos veremos en mis días libres. Intenta no extrañarme, madre.

Escucho su risa y ruedo los ojos.

Evidentemente no me va a extrañar. Tiene tiempo de sobra con su hijo favorito.

Maldito Mauricio.

—¿Ya te vas?

Mi hermano sale de la cocina, asiento deteniéndome para darle un abrazo.

—Te quiero mucho, Mau. Disfruten de mi ausencia, porque yo voy a disfrutar la suya.

Un poco era cierto.

He visto las fotos de la casa en la que voy a vivir. Y Dios mío, es hermosa.

Realmente hermosa.

Tiene piscina, gimnasio, unas vistas increíbles y hasta una biblioteca.

Por supuesto acepté el trabajo sin pensarlo dos veces. El sueldo es muy bueno.

Lo único que me pidieron, es un nivel básico de italiano. Ahora, ¿Lo tengo?

No, por supuesto que no.

Pero el traductor de mi teléfono sí.

Y la aplicación que me descargué para aprender también.

Entonces, no hay que temer. Sé que me va a ir bien.

Camino por las calles de San Francisco disfrutando de la música que se reproduce en mis audífonos.

No estoy cerca del lugar en dónde voy a trabajar, pero, por algo salí muy temprano de casa. Me gusta caminar.

Siempre me ha gustado.

Angel Of My DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora