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Había estado en New York por al menos dos o tres ocasiones. Y siempre ví lugares específicos.

Por eso me resulta agradable conocer uno nuevo ahora qué estamos aquí.

Ruggero me mira cuando salgo del baño, acomoda su corbata y sonrío modelando mi vestimenta. Me sonríe.

—Estás hermosa, mi amor.

—¿Vestimenta adecuada para la cena con tu nuevo socio?

Asiente, sonrío satisfecha mientras me pongo perfume.

—Tomémonos una foto. —sugiere tomando mi mano. Le sonrío mientras le sigo hacia el espejo frente a la cama.

Se sienta en la cama y yo tomo el teléfono antes de sentarme en sus piernas.

Tomo unas cinco fotos nuestras, y no es hasta que llega el mensaje del chofer que ha venido por nosotros que dejamos de jugar y bajamos.

Un precioso y elegante auto nos espera, Ruggero abre la puerta para mí y me río.

Cuando estamos en el edificio al que fuimos invitados, Ruggero se baja y saluda al hombre que nos espera antes de extender su mano hacia mí.

Juntos entramos al edificio en dónde una mujer muy bien vestida nos espera.

Nos guían hasta el piso 17, muy alto para mí gusto, y tan pronto abandonamos el ascensor. Una preciosa vista aparece ante nosotros.

Qué lugar tan bonito y elegante.

La mujer anuncia nuestra llegada y John nos recibe con entusiasmo mientras Paulette y un hombre a su lado nos miran esperando el turno para saludar.

—Este es mi hijo Landon. —nos dice mientras estrecho la mano de Paulette.— Estoy seguro de que él y tú van a ser grandes amigos, Karol.

Me río mientras beso la mejilla del hombre como saludo. Huele muy bien. Demasiado, de hecho.

No hay nada más atractivo en un hombre que su perfume.

—Ellos son Ruggero, mi nuevo socio, y Karol, su angelical novia.

—Es un placer conocerlos. —dice él.— Estás muy preciosa, Karol.

—Gracias, que amable. —me río levemente.— Espero no ser una molestia.

—En absoluto. Pasen por favor, ¿Desean beber algo?

—Agua está bien. —musito y Paulette llama a una mujer.

—Traenos cuatro vasos de whisky y uno de agua.

—¿Qué tal les parece la ciudad?

La pregunta de Landon inicia una nueva conversación en la que Ruggero responde en su mayoría. De repente suena algo alterado o molesto.

No entiendo su cambio de actitud.

Nos traen nuestras bebidas, le agradezco a la mujer y tomo mi vaso de agua. De verdad tenía sed.

—¿Cuánto tiempo piensan quedarse?

—Planeo tomar el fin de semana para consentir a mi mujer. —asegura Ruggero. Le miro.

A veces me sorprende con su cambio tan repentino de rangos. Desearía que me avise que de repente me va a denominar como su mujer en lugar de simplemente hacerlo.

Pero entonces le veo mirar fijamente a Landon mientras lleva su mano a mi muslo y sincronizadamente, bebe del contenido de su vaso. Me río por lo bajo.

Amo sus celos.

Presiona ligeramente mi muslo y me mira.

—Solo si ella está de acuerdo.

Angel Of My DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora