Angel Of My Dreams

31

—¿Estás enojada?

Bloqueo mi teléfono y lo dejo a un lado cuando Ruggero se deja caer junto a mí y apoya su cabeza en mi pecho.

Sonrío llevando mi mano a su cabello.

No estoy molesta.

Solo saturada de todo lo que pasó. Fueron muchas cosas.

Y es lo que le hago saber.

Después del comentario de Ruggero, Ashley rompió en llanto y sus hermanas salieron en su defensa.

Y de repente, todo en mi casa se volvió un ambiente de gritos y conflictos que no entendí.

Fue sumamente complicado.

No sé siquiera como todo terminó. Solo sé que de repente estábamos volviendo a casa en absoluto silencio.

Él fue directo a su oficina y yo vine a acostarme hasta ahora qué quiere hablar.

—Me arrepiento de lo que dije, estaba molesto. —susurra.

—No importa, mi amor. Ya pasó.

Juego con su cabello mientras hablo, él suspira.

—¿De verdad no me odias?

Hago un sonido de negación, él me sonríe.

—Bueno, ahora sí podemos hablar de lo que sucedió en la visita a la casa.

—Ahora sí tienes mi atención.

Él se ríe y se aleja para sentarse contra el respaldar de la cama. Me siento a su lado y después de poner la manta sobre nuestras piernas, suspira y dice;

—Conocí a Paulette hace cuatro o cinco años, no estoy seguro. —admite.— Fue aquí, en San Francisco, durante una fiesta a la que asistí con los amigos a los que ya conoces.

Asiento, él toma mi mano y comienza a jugar con ella.

—La noche en la que nos conocimos, pasó de todo entre nosotros.

—Promiscuo.

Mi comentario le hace reír, me encojo de hombros. Es cierto.

Y no puedo evitar estar celosa de la idea de mi novio con alguien más. Incluso cuando sé que fue mucho antes de conocerme.

—Después de ese encuentro, mi vida siguió normal, apenas sabía su nombre y fue cosa de una sola noche. Cuando volví a Italia, asistí a un evento de trabajo por mi papá, volví a encontrarla, del brazo de su padre, el más reconocido e influyente abogado del país.

—Adivino, ¿Volvió a pasar de todo entre ustedes?

—Bueno, la química sexual entre nosotros siempre ha sido inevitable. —se ríe.— Nunca existió amor, pero la química sexual estuvo ahí en todo momento.

—No quiero saber detalles, antes de que comiences a darlos.

Él vuelve a reírse y ruedo los ojos. No es nada gracioso.

—Dos meses después de ese encuentro, ella llegó a la empresa, deshecha, obviamente. Y con muchas pruebas de embarazo que marcaban positivo. —relame sus labios.— Me reí, fue inevitable. Y cuando me dijo que era mío, me reí más. Es decir, solo tuvimos sexo dos veces, y ahora ella estaba embarazada, era imposible.

—¿Comprobaste que de verdad fue tuyo?

—Mira. —suspira profundo preparándose para hablar.— No en realidad, habían dos posibilidades, su ex pareja de años, o yo.

—¿Y por qué se quedó contigo?

—Fui el último con el que tuvo sexo. —se ríe.— Y su padre creía que era una buena opción.