Me siento nerviosa.
Y la razón es más que evidente. Estoy juntando dos mundo que para mí no estaban nada relacionados. Pero ahora, de repente, resulta que sí.
Y si, por supuesto es tenso.
Pero qué más da, la invitación ya fue hecha y ni modo que les diga que no vengan.
Dejo los platos sobre la mesa y me apoyo en la silla viendo a Ruggero entrar al comedor. Observa todo y se ríe.
-A mamá le emociona hacer amigos, no te lo tomes personal.
-Ya, pero si invitaba a mi mamá era menos incómodo.
-Invitaré a tu mamá. -Antonella entra por la puerta de la cocina con un pastel en las manos.- Solo hace falta que me digas que han vuelto de su viaje.
Me río, ella pregunta si la mesa se ve bien así y ambos respondemos que sí. Encantada aplaude.
-¡Bruno y Leonardo!
-¡Ya va!
El grito de Leonardo desde alguna parte de la casa me hace reír de nuevo mientras me alejo en dirección a la cocina.
Huele riquísimo.
Le pregunto a Lupe si necesita ayuda pero ella se niega.
Me siento inútil.
-Hoy estás muy linda. -me dice y me río.
-Es que me peiné.
-Eso veo.
-¡Que grosera!
Ambas nos reímos mientras la veo terminar de sacar el pollo del horno. Se ve muy apetecible.
Reacciono cuando escucho que Antonella está regañando a Leonardo por quién sabe qué. Normalmente lo regaña siempre.
Ya es normal.
Escucho también la risa de Ruggero y a Bruno diciéndole que también va para él. Lupe y yo nos reímos por lo bajo.
Para Bruno y Antonella, sus hijos siguen siendo unos niños.
Y entonces, la atmósfera de diversión se esfuma en el lugar cuando escucho que el timbre suena.
Maldita sea.
Lupe sonríe.
-Y llegaron. -me mira.- Ve a abrir.
-Mejor ve tú.
-Ve ya, niña. O Antonella irá.
De inmediato camino a la puerta, ella se ríe y maldigo por lo bajo.
No estoy segura de que invitarlas sea la mejor idea del mundo.
Pero ya están aquí. No hay marcha atrás.
-Hola, bienvenidas. -saludo apenas abro la puerta.
Ambas me miran y tan pronto ponen un pie dentro, escucho sus exclamaciones de sorpresa.
Entiendo el sentimiento. Me pasó exactamente lo mismo.
-Es precioso. -musita Lucrecia.- Es como un palacio.
-No tan así pero si, es una casa hermosa. -aseguro entre risas.- Pasen, toda la familia Pasquarelli está adentro.
-Buen apellido.
-Lo sé. Son una familia preciosa. -aseguro.- Anto hizo que Ruggero salga antes del trabajo para que esté aquí.
-Pero daba igual, tampoco tenemos apuro de verle.
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Angel Of My Dreams
FanfictionY entonces llega un momento en el que simplemente entiendes que el amor no fue hecho para la vida real.