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Mirar el techo se ha convertido en mi actividad favorita del día desde que desperté.

Bueno, es que no he podido dormir ni un poquito. Mi mente sigue divagando en lo que sucedió anoche.

Me siento tan... Es que es difícil de expresar.

Ni siquiera entiendo por qué de repente mi noche se convirtió en una asfixiante necesidad de besar a cierto italiano que ahora mismo, debe estar durmiendo en su habitación.

No me siento orgullosa de lo que hice. Por supuesto no estoy orgullosa de haberlo arrastrado al rincón más cómodo del lugar y de haberle besado como si mi vida dependiera de ello.

¿Pero qué mierda me pasó ayer?

Quisiera poner al alcohol de excusa pero es que ni siquiera bebí.

Mi boca estaba ocupada besando a cierto italiano.

Maldita sea. Es que besa muy bien.

Carajo, necesito dejar de pensar en él.

Pero es que este es uno de esos momentos en los que quieres levantarte y preguntarle al responsable de tus desvelos algo muy simple como por ejemplo;

¿Qué somos?

Necesito saber qué somos.

No manejo experiencia en esto de besar gente durante toda la noche.

Es decir;

¿Y después qué sigue?

No sé qué hacer.

Un cansado suspiro brota de mis labios mientras abandono la cama y con ello, la idea de dormir. O de intentar hacerlo.

Necesito irme de aquí y hablar con alguien que tenga experiencia en esto.

Lucrecia.

Tomo una rápida ducha, cepillo mis dientes, hago toda mi rutina de cuidado de la piel y paso por alto maquillarme. No quiero tardar tanto o van a terminar despertando antes de que pueda huir.

Y por eso solo rizo mis pestañas y aplico rimel.

Desenredo mi cabello, aplico un bonito brillo labial y finalmente, me visto.

Guardo todo lo que voy a necesitar en una mochila pequeña y me pongo perfume antes de arreglar mi cama y tomar una liga para mi cabello.

Y mientras abandono la habitación, escucho ruido a mis espaldas.

De inmediato volteo notando que la causa de mi insomnio va saliendo de la sala de ejercicio.

Trago saliva sin saber a dónde mirar.

¿Y ahora qué hago?

—Buenos días.

—Buen día. —respondo finalmente.

—¿Vas a salir?

—S-sí. Pensaba en salir a caminar.

—¿Tan temprano?

Asiento rascando mi frente.

¿Qué tiene de malo? Son apenas las siete.

—Tú también estás despierto temprano. —intento cambiar de tema. Se ríe.

—Siempre hago ejercicio a esta hora.

—Ah. —ahora me siento como la estúpida que soy.— Que bien.

—¿Estás bien? Te noto un poco... Extraña.

—No dormí bien, es todo.

—¿Y por qué no dormiste bien? —arquea las cejas.— ¿Algo te robó el sueño? O alguien...

Angel Of My DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora