• Parte 4

244 51 2
                                    

Antes de que él regresara, lo demoró Peter, el dueño de la ferretería del pueblo, que le conversaba a Nate, Thomas aprovechó que este estaba hablando para acercarse a la chica y ella se puso tensa cuando lo vio caminar hacia su dirección.

—Creí que no irías a venir porque supuse que Colleman no te dejaba salir, pero veo que has llegado con él.

—No lo metas al señor en esto, él no tiene nada que ver, yo no quiero salir contigo, que es diferente.

—¿Es mejor que yo?

—No estoy saliendo con él, no te confundas —le dijo molesta.

—Puedo desparramar el rumor de que te le abres de piernas y creo que a ninguno de los dos le conviene eso —sonrió de lado en tono amenazador.

—¿Qué es lo que buscas de mí?

—Salir contigo.

—Ya te he dejado claro que no tengo intenciones de salir contigo, por favor, no insistas, si el sábado o antes de ese día no te llamé fue por algo, deberías haber comprendido que no tengo interés en ti.

—Escúchame bien, te conviene salir conmigo porque soy capaz de esparcir el rumor que ya sabes —le contestó muy serio y sin dejar que sus palabras sonaran como una total amenaza.

Nathaniel miró la escena y no le gustó nada las expresiones en el rostro de la joven a pesar de que no podía escuchar lo que estaban hablando.

—Peter, cuenta conmigo para eso, creo que sería bueno expandirte, pero si me disculpas, tengo que atender otro asunto, el lunes iré a tu ferretería para hablar mejor, ¿te parece?

—Por supuesto que sí —le sonrió sorprendido—. Como siempre el festival es grandioso.

—Y lo será más con lo que anunciaré dentro de poco.

El hombre se alejó y llegó al encuentro de ambos.

—¿Qué se te ofrece, Thomas? —le preguntó con seriedad sin dejar de matarlo con la mirada, y le entregó el vaso a Orquídea.

—Solo estaba hablando con la señorita, hacía mucho tiempo que no la veía por el pueblo y creí que la tenías encerrada.

—La señorita es libre de salir todas las veces que quiera de la casa, pero a mí no me gusta tu actitud de macho sabelotodo, así que, no te pases de listo con ella —se lo dejó bastante claro.

—En realidad, me reprochó el porqué no lo había llamado, ¿o me equivoco? —Lo desafió.

—Me parece que te has confundido, solo intentaba saber cómo estabas y querer hablar contigo, pero empezaste a responderme mal.

—De acuerdo, lo que digas, Thomas —le dijo sin darle importancia a sus mentiras.

Si nadie lo conocía, todos creerían que le tenía miedo a Nathaniel y por eso, la chica prefirió dejar las cosas como estaban y no armar un escándalo.

—Nos vemos por ahí —levantó el chop de cerveza y se dio medio vuelta para alejarse de ellos.

—No permita que la deje en ridículo, él no se merece que usted se la deje pasar.

—Lo hice para no armar un escándalo porque estaba a un paso de ponerle el chop de florero en la cabeza y para evitar un lío, preferí no escuchar a un mentiroso, ¿o me negará que no lo es?

—Lo es, siempre lo fue y siempre ha sido de esa clase de hombres que insinúan la cantidad de dinero que tienen.

—Me parece una ridiculez que ponga primero el dinero para impresionar a alguien, podrá tener el bolsillo lleno de billetes, pero es un bruto y acosador.

—Coincido —le acercó el vaso para chocarlo con el de ella.

Lydia llegó pocos minutos después para avisarle que ya habían llegado de los campos a quienes había enviado, Orquídea fue con ella para armar los tres buqués. Había una cantidad considerable de cada especie y Nate se acercó a ellas para decirles cuál era cada una.

—No tenemos hebillas invisibles —comentó Lydia.

—Tenemos cintas, podríamos hacer pulseras, como las que usan las chicas cuando se gradúan en la preparatoria.

—Buena idea —sonrió.

Cuando tuvieron los tres arreglos florales terminados, Lydia le avisó al señor Colleman para que anunciara el nuevo concurso que se implementaba esa misma noche.

Nate se subió al escenario donde estaba la orquesta en vivo y luego de darles la bienvenida a todos y que se alegraba que todos la estuvieran pasando bien, anunció el concurso. Tres puestos para elegir a la zinnia del año y a sus dos acompañantes.

—Las ganadoras no solo tendrán un hermoso arreglo floral, sino que tendrá un premio monetario, mil dólares para la zinnia del año, quinientos dólares para la primera zinnia y doscientos cincuenta dólares para la segunda zinnia.

Las personas aplaudieron y silbaron.

—Pueden poner en el papel que les está entregando Lydia el nombre de la persona y luego anunciaremos a las ganadoras.

El hombre se bajó del escenario y la música continuó, pero cuando la mujer recolectó los papeles escritos, fue Nathaniel quien se encargó de juntar los votos de las tres mujeres que encabezarían los tres puestos.

Él arqueó una ceja cuando vio que por cinco votos se había despegado Orquídea de las dos mujeres, y contando una vez más los votos, supo quienes eran las ganadoras. Le sorprendió ver a la niñera de su hija estar en el primer puesto porque no todos la conocían, salvo de vista, pero en el pueblo bastaba con que alguien hablara mal o bien de una persona y se corriera el comentario como la pólvora. Creyó saber el porqué la habían elegido, porque no solo era bonita sino amable con las personas, y para la gente que vivía en el pueblo valía más que la belleza y el dinero.

Vientos de Cambio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora