Septiembre
Habían pasado muchas semanas después de la última y segunda vez que vio a su madre biológica, pero Felicity se sentía aliviada porque supo que a su corta edad no era parecida a la mujer que la había parido, se asemejaba más a su padre que lo amaba con todo su ser, aunque su rostro era al de su madre.
Se estaba preparando para el inicio de clases luego de haber tenido unas hermosas vacaciones de verano y salió de su cuarto para encontrarse con su madre del corazón que la estaba esperando en la entrada de la finca para irse al colegio. Las dos se tomaron de la mano y se fueron rumbo al instituto con una sonrisa.
Dentro del coche las dos se pusieron a charlar y la nena le dijo entusiasmada lo que les contaría a sus amigas de grado.
—¿Qué les vas a contar? —le preguntó mirándola a través del espejo retrovisor.
—Que tengo tu apellido también —chilló de alegría.
La mujer se rio contenta también.
—Me alegro de que te guste, cariño —le sonrió y la niña se la correspondió también—. Estoy muy feliz de tenerte como hija, eres una nena muy buena y hermosa.
—Gracias, yo también estoy feliz de tenerte como mamá —le dijo, vio que se detuvieron en un semáforo en rojo y se desabrochó el cinturón de seguridad para acercarse a ella y darle un beso en la mejilla.
Antes de que avanzaran otra vez, regresó al asiento para colocárselo de nuevo.
Durante todo el día ambas se la pasaron en el colegio, pero en diferentes grados, en el horario del primer recreo, la secretaria se acercó a Orquídea para comentarle sobre una vacante permanente.
—¿Otra vacante? ¿Qué pasó? —Levantó las cejas quedándose sorprendida.
—Sí, la maestra se va de Manitou Springs porque al marido le salió un trabajo en otro estado y se mudarán allí, estarías a cargo de todos los grados de intermedio y superior, incluyendo el grado de Felicity.
—¿En serio? —preguntó sin poder creerlo aún.
—Sí, si lo aceptas, luego te daré bien detallado todo, las materias que tendrías que enseñar para cada grado. No es mucho, porque ella tenía repartido los días y las horas, así que, es bastante flexible la rutina, incluso tiene un día libre de la semana.
—Creo que no tengo mucho que pensarlo, lo acepto —dijo contenta.
—Perfecto, te enviaré por correo electrónico la planilla con todo lo que te comenté y si necesitas sacarte alguna duda, me la puedes escribir en el mismo correo que te envío.
—De acuerdo, muchas gracias, Charlene.
Cuando el receso finalizó, todos volvieron a sus puestos de trabajo.
A la salida del colegio, las dos se metieron dentro del coche y charlaron sobre cómo les había ido durante el día primer día de clases después de las vacaciones de verano.
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Vientos de Cambio ©
General FictionOrquídea se ve obligada a buscar empleo en la ciudad próxima al pueblo donde vive, pero no de lo que se graduó, maestra rural, sino de niñera. Para fortuna de ella, el dueño decide contratarla para cuidar a su hija, pero de a poco las cosas cambian...