♥ Capítulo 2 • Parte 1

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En la ciudad, la niña y la joven habían llegado a la tienda de artículos generales en donde las recibió la señora que atendía

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En la ciudad, la niña y la joven habían llegado a la tienda de artículos generales en donde las recibió la señora que atendía.

―Hola, Felicity, qué alegría verte por aquí ―le expresó muy contenta.

―Hola, Lydia ―le dijo la niña―. ¿Tienes de esos dulces?

―Para ti siempre, cariño ―le contestó la mujer, ofreciéndole un tarro de vidrio abierto con golosinas.

―Gracias ―respondió contenta y la niña tomó dos.

―¿Quieres?

―No, gracias.

―No te cobraré por tomar uno para que pruebes.

―Está bien ―le expresó y tomó uno solo para probarlo.

―Veo que has conseguido el trabajo, felicitaciones ―le comunicó con una sonrisa.

―Muchas gracias, señora.

―Por favor, llámame Lydia. Todo el mundo me llama por mi nombre, nada de señora para ti, jovencita.

―De acuerdo, Lydia y sí, conseguí el empleo.

Felicity y Orquídea degustaban la golosina mientras miraban la tienda, quizás algo iría a comprarse la joven o que la niña le pidiera algo para comprar y solo esperaba que le alcanzara el poco dinero que llevaba encima.

La niña quedó mirando las muñecas que estaban en exhibición mientras que la joven miraba con atención al hombre que acababa de entrar a la tienda.

El hombre se giró en su dirección y ella desvió la mirada para mirar las revistas de crochet que tenía frente a ella.

Una vez que el hombre pagó lo comprado, se acercó a la muchacha.

―¿Te gusta el crochet?

―¿Qué? ―le preguntó girando la cabeza y enfrentándolo―. Nunca lo he aprendido.

―Nunca te he visto por aquí, ¿eres nueva?

―Sí, acabo de llegar hace unas horas ―le contestó y miró a la niña―. ¿Quieres algo, Felicity?

―No, nada, Orquídea.

―¿Nos vamos ya?

―Bueno, ¿daremos un paseo? ―Quiso saber entusiasmada.

―De acuerdo.

―¿Te llamas Orquídea? ―le inquirió aquel hombre.

―Sí.

―Encantado, mi nombre es Thomas ―estrechó la mano contra la femenina―. Eres muy bonita y bienvenida a Colorado Springs.

―Encantada y gracias ―le dijo ella, algo cortante―. Si nos disculpas, tenemos que irnos.

―Espero verte pronto por aquí ―le contestó con una sonrisa.

―Hasta pronto ―habló con algo de incomodidad.

La niña y su nueva niñera salieron de la tienda mientras que Thomas se quedó para preguntar más acerca de la joven que pisó Colorado Springs.

―¿Sabes de dónde es? ―le inquirió el hombre a Lydia.

―No, no me lo ha dicho, no tiene por qué decírmelo y no soy entrometida, Thomas.

―Siento curiosidad por ella.

―Deja tranquila a la joven. Si buscas diversión, puedes encontrar a cualquier mujer.

―Me ha intrigado, ¿no puede intrigarme? Vi que está con la hija de Colleman.

―Es la nueva niñera de su hija.

―Muy joven se la buscó ―dijo riéndose por lo bajo.

―El señor Colleman no es como tú.

―Sí, lo sé Lydia, yo soy demasiado mujeriego y él es muy correcto e insípido.

―El señor Colleman es un completo caballero, lo que te falta a ti, Thomas. Si quieres algo más, dímelo, de lo contrario, tengo mucho trabajo que hacer.

―Hasta luego, Lydia ―le contestó él y se retiró de la tienda.

Antes de subirse a la camioneta Orquídea, Thomas la encontró prendiéndole el cinturón de seguridad a la niña.

―Me gustaría invitarte a tomar algo.

―Te lo agradezco, pero no lo creo ―le dijo ella.

―Insisto ―le volvió a contestar él.

―En serio, no puedo.

―Eres demasiado bonita como para estar trabajando, deberías de salir.

―Creo que eso no te incumbe ―le respondió sin hacerle mucho caso.

―No te enojes, solo quiero invitarte a tomar algo.

―Discúlpame, pero no tengo tiempo ―expresó con sequedad ante su insistencia.

Orquídea bordeó el frente de la camioneta y se subió en el asiento del conductor cerrando la puerta.

Luego de pasear por donde la niña quería y de paso que la niñera conociera un poco de la ciudad y el pueblo también, volvieron a la casa.

Vientos de Cambio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora