Ese día, Orquídea decidió lavar la bañera de la niña, mientras ella permanecía dentro de su cuarto jugando con sus muñecas. Felicity era muy curiosa y quiso saber qué era lo que estaba haciendo su niñera.
La joven se encontraba absorta en su trabajo cuando la niña tomó el duchador portátil y le tiró el agua que salió de repente de aquel aparato. Felicity entre risas empapó casi por completo a la joven y esta se desquitó con ella, en un descuido por parte de la niña, Orquídea le sacó el duchador de las manos y sin querer terminó por mojar a su padre cuando Felicity corrió hacia la puerta cuando vio que su niñera quería mojarla.
Nathaniel quedó desde el cuello hasta los pantalones mojado, el hombre comenzó a respirar como un toro embravecido y su hija comprendió que debía correr antes de ser regañada nuevamente. Lo peor era que Orquídea iba a recibir la reprimenda.
―Lo siento mucho, señor Colleman. No ha sido adrede lo que le he hecho. Quise mojar a su hija.
―Ahórrese las explicaciones, señorita D'Orè. Solo espero que no se repita, ¿está claro?
―Sí, señor.
El hombre salió furioso de allí para entrar a su cuarto y cambiarse de ropa. Era increíble que le estuviera pasando todo aquello y ni siquiera había pasado un mes trabajando en la casa, que ya estaba haciendo disparates con su hija.
Por otro lado, Orquídea entró al dormitorio de la niña y se sentó al lado de ella.
―Papá te ha regañado, lo escuché.
―No fue nada. No te preocupes, Felicity.
―A veces es muy malo con la gente ―admitió cruzándose de brazos.
―Quizá no tiene un buen día y eso es todo.
―No me tiene paciencia, esa es la verdad.
―Felicity, no tienes que pensar esas cosas y creer que tu padre no te tiene tolerancia.
―Es la verdad, Orqui.
―No tienes que creer eso.
―¿Por qué crees que siempre está contratando niñeras? ―le preguntó y la joven se mantuvo callada―. Es normal que las contrate.
―Tu padre por lo visto, es un hombre muy ocupado. Y si contrata niñeras es para que tú no te sientas sola. Sé que tu padre te adora, cariño.
―A veces tengo muchas ganas que me preste atención o que juegue conmigo ―replicó con un mohín de disgusto―. Pero las veces que se lo he pedido, me responde siempre lo mismo: que está muy ocupado y me manda a jugar con mis muñecas, quiero hablarle, pero él continúa sin mirarme a los ojos. Muy pocas veces estuvo jugando o hablando conmigo, a veces me pregunto por qué quiso que estuviera con él.
―No tienes edad para hacerte ese tipo de preguntas, solo tendrías que disfrutar de tu niñez y hacer las tareas del colegio.
―¿Sabes que papá hasta cuando tenía cinco años estuvo con una mujer que no era mi madre?
―¿Cómo sabes que no era tu madre? —Frunció el ceño con intriga.
―Creo que una madre no golpea y ni tira del cabello o insulta a su hija cada vez que su padre no está presente.
Ante las palabras que le escuchó a Felicity, se dio cuenta que la niña estaba muy dolida por la actitud distante de su progenitor, sin contar con que era posible que estuviera así también por no haberla protegido de esa mujer que le acababa de nombrar.
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Vientos de Cambio ©
Narrativa generaleOrquídea se ve obligada a buscar empleo en la ciudad próxima al pueblo donde vive, pero no de lo que se graduó, maestra rural, sino de niñera. Para fortuna de ella, el dueño decide contratarla para cuidar a su hija, pero de a poco las cosas cambian...