25. Gato erizado

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La puerta de la habitación sonó como si la cerraron, alguien había estado acompañándome.. Abrí los ojos y caí en la realidad de que había sido un sueño. Mí corazón se hizo pequeño y las lágrimas empezaron a salir sin siquiera haberme avisado. Esa era una respuesta, la que tanto había estado esperando. Love ya no estaba entre los vivos. Había fallecido. 

Ahogué con mis manos un gemido de dolor. Sentía que me ahogaba, busqué rápidamente con la mirada un poco de agua. Al lado del pequeño armario estaba una mesita y sobre ella un pequeño bidón de agua. Bajé de mí cama y fui hasta allá. Mis manos temblaban con sólo el recuerdo de mí sueño. Pattranite me había visitado en mis sueños, tal vez fue para que supiera que ella está bien y es feliz jugando con muchos niños. Claro, ella feliz divirtiéndose y yo me la había pasado tanto tiempo sintiéndome culpable por cómo terminaron las cosas entre ella y yo. 

Sacudí mí cabeza, el seguir analizando mis sueño causaba más dolor en mí pecho. Aún con mis manos temblando tomé el único vaso y me serví. 

El primer sorbo fue acompañado con una respiración profunda, estaba poniendo en práctica las respiraciones indicadas por mi terapeuta. 

En cuanto me sentí más relajada, me dispuse a regresar a mi cama. Tenía que volver a soñar con ella, pero está vez no la abrazaría, está vez le daría un guantazo para que sienta un poco del dolor que me la pasé sintiendo tanto tiempo. 

— Despertaste — aquella voz entonada me hizo dar un salto del susto. Con la mano en mí pecho giré hacia la fuente de dónde provenía. Mis ojos se abrieron de par en par. 

No había sido un sueño. 

Frente a mí estaba Pattranite Limpatiyakorn. 

Me acerqué hacia ella. En algunas películas las personas que despertaban de un coma o veían a alguien que creían muerto se acercaban a tocarles el rostro para comprobar si lo que tenían frente a ellos era real, yo estaba haciendo lo mismo. 

— Auch — había apretado una de sus mejillas. 

— Eres real — dije en trance.

Ella sonrió. Me sonrió tal y como siempre lo hacía, con aquel brillo en sus ojos — ¿Pensaste que estaba muerta? — 

La posibilidad despabiló cualquier rastro de que la Love que tenía al frente no era real. Era ella, en carne y hueso. 

— ¡AUCH, MILK! — exclamó de dolor en cuanto di un puñetazo en uno de sus hombros. En cuanto me giré ella continuaba dando masajes en la zona. 

— Te lo mereces — me sentía un poco resentida por la forma en la que se había despedido. 

— ¿Por qué? — No podía creer lo cara dura que estaba siendo. — Está bien, sé a qué te refieres. 

— Entonces ¿Estuviste aquí? 

Mis ojos viajaron lentamente desde sus pies a su coronilla. 

Zapatillas blancas.
Pantalón de doctor
Chaqueta de doctor
El cabello castaño perfectamente peinado y con el brillo que recordaba. 
Maquillaje leve, lo normal que alguien utilizaría en el trabajo.

— Sí — se dirigió hacia el mueble al costado de mí camilla y se sentó con una de sus piernas cruzadas. — Hago prácticas y también me atiendo aquí. 

— ¿Enfermera, médico, psicóloga? — mencioné las posibles carreras que se podían desempeñar en un hospital. Al menos de las que tenía conocimiento. 

— Médico — Los cambios que tenemos a medida que crecemos son tan sorprendentes, de niña deseaba ser arquitecta y ahora será médico — ¿Sorprendida?

Mismo Lunar [MilkLove x LingOrm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora