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Sebastian estaba buscando artículos y resultó en verte.
—Sebastian en realidad no hace eso, simplemente los encuentra y los usa para vender .
Advertencias: Lectora no humano
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"¡Uf, estas puertas son tan pequeñas!", pensaste.
Tenías que agacharte para atravesarlos, cada. Vez. ¿Por qué no saltar por una ventana? Mirabas el gran cristal a tu izquierda y pensabas: Sí, por qué no.
Al saltar, te diste cuenta de que esas ventanas eran realmente débiles. ¡Si fueran tan débiles, bien podrían haber sido solo la pared! Al menos, pensarías que estaban templadas.
Nadas y nadas, deteniéndote de vez en cuando para echar un vistazo a las habitaciones. A veces incluso golpeas las ventanas para ver a los squiddles. Los otros monstruos nunca aparecieron, pero esos sí.
Después de atravesar muchas paredes y ventanas, miras hacia otra habitación y ves una criatura alta, parecida a un humanoide, deslizándose por ella.
Espera, ¿qué?
Haces una doble mirada, sin esperar que otra persona se parezca a ti.
Balanceando ligeramente las piernas, te acercas al cristal, apoyas las manos en él, solo ves su parte trasera, lo miras de arriba abajo, solo por interés y curiosidad.
Deja de buscar en los cajones y se gira hacia un lado, sin verte. Se dirige a la habitación contigua y tú te mueves con él. Parece que está buscando objetos.
Mira hacia la ventana y... retrocede, con la palma de la mano hacia ti, justo frente a su pecho. Escuchas su grito murmurado a través del cristal.
Tú saludas.
Como si no lo hubieras asustado.
Sonriendo muy ampliamente, sin mostrar los dientes, moviendo tu pequeña cola.
Lo escuchas maldecir. Uhm... Te mueves hacia un lado y rompes la ventana con el puño.
"¡Ups!" dices después de meter la cabeza por el agujero.
