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¿Qué significaba ser amado? ¿Qué significaba amar?
¿Era el dolor sordo en el fondo de su corazón, amortiguado por las mutaciones y las cicatrices de lo que una vez fue? ¿Los cuentos de su infancia, los sonidos de una juventud a la que nunca podría regresar? ¿ Era eso lo que anhelaba? ¿Lo que soñaba?
Sebastian no soñaba, no recordaba la última noche de descanso. Los recuerdos se agitaban entre sus ojos azules, ojos que no eran los suyos . Pesadillas parecía un término demasiado suave para referirse a él, y los terrores no se relacionaban del todo con la náusea que sentía al despertar.
La noche era igual a cualquier otra, se había desmayado junto a su escritorio, sin recordar nada distinto. Se despertó con el sonido de los gritos, ecos de los suyos contra las paredes frías y húmedas de las instalaciones. Nunca un sonido actual, siempre un recuerdo de lo que había sucedido para meterlo en ese lío. Siempre ...
Si se hubiera acordado de tomar melatonina de los muchos cajones que llenaban los departamentos de ciencias, si se hubiera molestado en mirarlos... La sensación de que la medicación lo arrullaba, lo obligaba a dormir contra su voluntad no era algo que le agradara. En absoluto.
Pasando una mano por las cerraduras de carbón, se oyeron los pasos de un prescindible desde los pasillos exteriores. No había un momento de descanso allí abajo, no se permitía ninguno. Si te tomaras el tiempo para descansar, tendrías que estar arriesgando tu vida. Urbanshade no parecía muy aficionado a esperar más de 5 minutos a que sus prisioneros se movieran, se había cruzado con suficientes cadáveres y pinturas cerebrales para saberlo.
Es terrible, una instalación tan dispuesta a matar ante la más mínima perturbación.
El prescindible se arrastró por el respiradero, de pie, con el traje de neopreno roto y la máscara agrietada. Por suerte, su tanque de oxígeno no se había dañado, porque todo el lugar estaba lleno de agua. Sonríe, junta las manos y señala vagamente los objetos que adornaban sus escamas.
"Bienvenido de nuevo.. Ya sabes cómo va esto, ¿eh?"
Él te reconoció. A ti, que no puedes permanecer fuera , un hombre muerto que camina tanto como él. Ninguno de los dos murió cuando se suponía que debía hacerlo, y por eso sufres en agonía todos los días.
Asentiste y caminaste sin decir palabra para recoger un botiquín. Había notado algunos rasguños, una cojera en tu pierna izquierda. Tal vez te habías torcido el tobillo, había suficiente para salir corriendo de allí. Había suficiente ejercicio para hacer. Podrían abrir un gimnasio, podría ser una inversión que valga la pena. En lugar de experimentar, prueba un nuevo yoga...
"¿Cuánto?" Levantas la vista y él te devuelve la mirada. Piensas durante un momento, lo suficiente para actuar como si no hubiera pasado horas y meses aquí abajo memorizando y practicando las cantidades exactas de datos que solicitaría para cada cosa que encontrara.
