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—¡Vamos, no es nada serio! Solo tienes que fingir que eres mi compañero por un rato.
"¿Obtengo algún beneficio?
Sebastian se toma un momento para pensar antes de mostrarte una sonrisa arrogante. "Estás en presencia del chico más guapo del vecindario..."
"Mentira. De todas formas, eso lo hago todos los días", dijiste mientras mirabas a tu amigo con cara seria.
A cambio, Sebastian gruñe y se pellizca el puente de la nariz. "¡Tienes que hacerlo! ¡No me he saltado una de mis clases hoy solo para que no estés de acuerdo con mi genial plan!"
¿Genio? ¿En serio? Podrías pensar en múltiples desenlaces para esta situación y ninguno era bueno, bueno, excepto uno, pero no querías pensar en eso. De hecho, esto era bastante cliché, incluso para Sebastian. Sí, es un hombre atractivo, ¡pero vamos!
¿Se rebaja tanto a fingir que sale contigo para que los demás puedan dar un paso atrás y dejarlo en paz? ¿En qué demonios estaba pensando?
"Ehh, vete a la mierda Seb, ve a buscar a alguien más que esté dispuesto a besarte y cosas así, no sé si una pareja lo haría". En verdad, querías ayudar a tu amigo, pero al igual que él, tienes clases de las que preocuparte. Claro, eras un gran postergador, pero toda esta idea de citas falsas te hará perder el control y te retrasará aún más, seguro.
"..."
"... ¿Puedes dejar de mirarme con esos ojos de cachorrito? Es desconcertante. Un no es no". Incluso después de decir que no, Sebastian se mantuvo firme y esperó allí atentamente a que le respondiera con un "sí".
Levantaste la vista desde donde estabas sentada en tu cama y lo miraste fijamente. Dios, qué terco era con este plan.
"Escucha amigo, realmente necesito terminar mi tarea y es prácticamente imposible hacerlo si me estás molestando así que, ¿podrías al menos salir de mi habitación y relajarte en otro lugar que no esté cerca de mí?"
Suplicaste y rogaste, pero ¿qué te responde?
"Sabes, si tienes dificultades con tu trabajo, con gusto te ayudaré si estás de acuerdo..."
—¡Está bien! ¡Está bien! —Te tapaste la cara con las manos y gruñiste—. Está bien. Yo te ayudo, tú me ayudas. Tenemos un trato, pero ¿podríamos hablar de ello más tarde? ¡Estoy hablando en serio sobre mi tarea!
Sebastián prácticamente sonrió ante eso y se apresuró a ir a taclearte, lo que te hizo jadear de dolor.
"¡Por supuesto! ¡Lo que sea por ti!", dijo mientras comenzaba a alborotarte el cabello agresivamente.
Dios, tu amigo no tenía límites. Le diste una palmadita en la espalda para que se quitara de encima, pero parece que no recibió la nota. "¡Quítate de encima de mí antes de que cambie de opinión!"
Con eso te soltó y comenzó a levantarse para salir de tu habitación. Pero por supuesto no sin antes decirte algunas palabras.
—¡Me voy entonces! Mañana por la mañana estaré aquí temprano para hablar contigo sobre mi genial plan, así que será mejor que estés listo para comenzar tu día. ¡Adiós! —Y con eso se va.
—Por fin, joder. —Dejaste tus notas a un lado y te estiraste un poco. Dios, ¿en qué te has metido esta vez? Hubieras llevado una vida normal si no fuera por tu amigo inútil, pero, sea como sea, es una buena persona, así que ¿qué es lo peor que podría hacer?
Lo que no sabías es que todo esto iba según el plan de Sebastián.
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