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Sinopsis : No le importa que uses su escondite como lugar seguro. Solo asegúrate de irte lo antes posible antes de que sospechen.
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Sebastian estaba revisando algunos de los documentos que había recibido de algunos de los equipos EXR-P. Había trasladado su tienda recientemente, así que pensó que debería estar tranquila por un tiempo, pero justo cuando pensaba en eso, las luces parpadearon. No una, sino dos veces. Luego, se escuchó el sonido de alguien corriendo y arrastrándose por el respiradero. Solo un prescindible familiar .
Apenas lograron entrar a su tienda cuando un pescador pasó corriendo y lanzó un fuerte grito. El pez desapareció en un instante.
"Un segundo después y habría tenido que empezar a limpiar ese respiradero", sonrió, "Bienvenido de nuevo, amigo".
"¡Hola!" Saludaron mientras se levantaban.
El que no puede permanecer muerto . Por supuesto que son ellos. No está seguro de si son estúpidos por no haber llegado al cristal aún a pesar de su ayuda renuente , o si tienen alguna otra razón que él desconoce. Parecían extrañamente felices de verlo casi siempre, y les encanta molestarlo.
Una vez que comenzó a recurrir a dispararles por usar su baliza de flash contra él, de repente dejaron de hacerlo y solo lo molestaban con eso. A ellos también les gusta salir y volver a entrar a su tienda solo por diversión. Hubo momentos en que entraron y se fueron sin comprar nada, pero luego regresaron y compraron algo.
El lado positivo es que mantienen la distancia, algo por lo que está realmente contento. Nunca se acercan demasiado para su comodidad. Se quedan relativamente cerca del respiradero cuando hablan con él y solo se acercan para agarrar objetos de su cola. En cuanto a los otros equipos que fueron mucho más lejos, debería haberles disparado.
En ese momento, los pensamientos y la mirada de Sebastian se desvían hacia otro lado. La radio seguía emitiendo ruidos basura , las pilas de documentos sobre el escritorio, su cola se sentía terriblemente más ligera ahora.
No se oyen pasos ni ruidos. Están muy callados .
Sus aletas se mueven y vuelve a centrar su atención en los prescindibles. Consiguieron lo que querían, pero están sentados junto a las cajas en el rincón más alejado. Están cansados. Parecen estar dormitando. No es nada nuevo para ellos, pero considerando sus circunstancias, cree que estaría tan exhausto como ellos. Ser enviados aquí, morir y hacer todo de nuevo hasta que obtengan ese cristal. Se pregunta cómo es que aún no se han vuelto locos, o tal vez ya lo estaban y se quedan aquí abajo sin ninguna razón aparente.
