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Desde que te liberaron, te obligaron a acoger a Sebastian. No tienes idea de si Urbanshade lo sabía, ya que Sebastian lo pidió. O más bien lo exigió...
Estabas viendo la televisión en la sala de estar, ahora vivías sola con Sebastian. La casa normalmente no estaba tan tranquila, el silencio se interrumpía ocasionalmente cuando Sebastian chocaba contra algo con su gran cuerpo. Pausaste el programa que estabas viendo y te levantaste. El silencio te estaba carcomiendo y él no estaba por ningún lado.
Te acercas a su habitación y llamas a la puerta.
—Sebastian, soy yo, voy a entrar —dijiste mientras entrabas en la habitación.
Su televisor estaba encendido y la cara de Painters parpadeaba en la pantalla.
"Oh, hola Painter. ¿Has visto a Sebastian?", preguntaste. Tu siguiente pregunta iba a ser por qué Painter estaba allí. La IA avanzada da miedo...
—¿Parece que lo he visto, T/N? ¡Es tu responsabilidad! —comentó, antes de apagar el televisor enfadado.
Parpadeaste y miraste alrededor de la habitación. Te dirigiste a la ventana, buscando a Sebastian. Era extraño, un hombre adulto era tu responsabilidad. Además, él sabía que no debía salir sin tu permiso. A veces te apoyabas contra la ventana... La misión todavía te molestaba. Así es como tú y Sebastian se conocieron, e incluso ahora que viven juntos, él hace todo lo posible por evitar hablar de su pasado y de ser humano. Pero puedes notar que también le molestaba.
Desde la forma en que te miraba cuando le preguntabas por su documento, hasta la forma en que intentaba ocultar su voz quebrada cuando comía sopa por primera vez en quién sabe cuánto tiempo.
Sabías que todavía le molestaba, sin importar cuánto te gritara por cosas simples o cuando hacía comentarios sarcásticos para esconderse detrás de ese exterior perverso.
Sin embargo, por extraño que parezca, te sentiste agradecida. Sin esa experiencia, no lo habrías conocido, así que no fue en vano. Parpadeaste, saliendo de tus pensamientos. Observaste el exterior, Sebastian no estaba a la vista. Te apartaste de su ventana y saliste por la puerta. Caminaste por el pasillo, la puerta del baño estaba abierta. Él tampoco estaba allí. La última habitación era tu habitación...
Dudaste, te acercaste a la puerta. El potente olor a pescado golpeó tus sentidos.
—Sebastian, huele en... Aquí... —Tu voz se apagó al ver al hombre acurrucado en tu cama.
Los pensamientos inundaron tu mente, por un lado, era encantador. Por otro lado, tu habitación iba a oler...
Sacaste tu teléfono en silencio y tomaste una foto de la linda vista en silencio. Estabas a punto de guardar el teléfono en el bolsillo cuando escuchaste el crujido de la cama. Giraste la cabeza hacia la fuente del ruido cuando tu cama se rompió y se derrumbó en el suelo. ¡Su peso era demasiado!
Se despertó de inmediato, de golpe. Te miró y te fulminó con la mirada."¿Qué estás mirando?"
Sabías que él sabía que Sebastian había roto la cama. Sus mejillas estaban sonrojadas de un tono azul oscuro. Parpadeaste antes de sonreír.
-Nada, vuelve a dormir. Perdón por interrumpirte.- Dijiste antes de salir de la habitación.
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