╰┈➤𝐔𝐍 𝐑𝐀𝐓𝐎 𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐈𝐃𝐀𝐃 ╰┈➤

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Resumen: Te reencuentras con tu marido pero Sebastián cree que es solo otra alucinación y se frustra

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Resumen: Te reencuentras con tu marido pero Sebastián cree que es solo otra alucinación y se frustra.

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El tiempo perdió todo significado en las profundidades del Hadal Blacksite. Tu traje de buceo estaba desgarrado, exponiendo tu piel al agua helada que se pegaba a ti como una segunda piel. Tenías cortes en los brazos y las piernas, el agua salada se clavaba en ellos con cada movimiento. Sin embargo, seguiste moviéndote, escabulléndote por los estrechos pasillos como una criatura desesperada en busca de sobrevivir.

El entumecimiento se apoderó de tus miembros y el cansancio nubló tu mente. Te maldijiste a ti mismo por haber aceptado el trato de Urbanshade; parecía la única opción, pero ahora se sentía como una sentencia de muerte de la que no podías escapar de nuevo.

Habían pasado tres días, o eso creías, aunque el tiempo se había convertido en una confusión de momentos interminables y agotadores. Habías intentado descansar una vez en una habitación lateral, pero las amenazas acechantes hacían imposible que te quedaras allí. El sitio negro estaba lleno de peligros, y detenerte demasiado tiempo era una invitación a que te encontrara. Así que, a pesar de la agonía que recorría tu cuerpo y el peso de la fatiga que arrastraba tus pensamientos, seguiste adelante. No había forma de detenerte. Todavía no.

Presionaste tu mano contra la pared fría y húmeda, haciendo una mueca de dolor por el agudo dolor en tu costado. Cada paso se sentía más pesado que el anterior, pero sabías que debías seguir avanzando. El Sitio Negro era un lugar implacable: si el entorno no te mataba, las fuerzas de Urbanshade lo harían.

De vez en cuando, llegaban a tus oídos sonidos distantes: pasos, el zumbido de las máquinas, el goteo ocasional del agua. Cada sonido aceleraba tu pulso, un recordatorio de las amenazas que acechaban constantemente en los pasillos. Repasabas mentalmente la oferta de Urbanshade, el trato que habías hecho para venir aquí. En ese momento, te había parecido un salvavidas, una oportunidad desesperada de sobrevivir. Ahora, se sentía como una trampa.

Pero no podías rendirte. No cuando estabas tan cerca.

Al doblar una esquina, tu visión borrosa captó un destello de movimiento. Te quedaste paralizada, conteniendo la respiración mientras intentabas descifrar si se trataba de una amenaza. El movimiento fue sutil: un leve cambio en las sombras que había delante. Luego, un suave tintineo metálico llegó a tus oídos y tus músculos tensos se relajaron ligeramente. No era un enemigo, no de la forma en que temías.

𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍   ˢᵉᵇᵃˢᵗᶤᵃᶰ ˢᵒˡᵃᶜᵉ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora