"Últimamente has estado tomando decisiones cuestionables en cuanto a tu inventario. ¿Qué es esta tontería? Solo ocupa un espacio valioso".
Sebastián había robado el pequeño paquete de fotografías de tu persona, visiblemente molesto por tu imperdonable crimen de permitirte el error de llevar cosas tan sentimentales.
Le hiciste pucheros.
"El valor práctico no es lo único que me importa, Seb. Devuélvemelos".
"Son una distracción que te llevará a la muerte. No lo permitiré. Te concentrarás en tus misiones y en preservar tu vida. No quiero encontrar tu cadáver por enésima vez por esta tontería".
—Veo que alguien está muy preocupado por mí. ¿He encontrado un hogar en tu corazón, Seb? ¿O he creado un nuevo corazón en lugar del antiguo que desapareció hace siglos?
"Es una tragedia tan abismal que no puedes crear un nuevo cerebro mientras estás en ello, mi amada luz".
Te reíste, divertida con sus tontos insultos.
No te detuvo cuando te acercaste a él, acariciando suavemente su cola, admirando sus escamas. Lo sentiste estremecerse bajo tu tacto, tu ternura. Él nunca admitiría lo sensible que era su cola, a pesar de que se lo demostraste una y otra vez con tus caricias y besos.
"¿Me devolverás mis fotografías?"
"No."
Subiste lentamente a su regazo, apretando sus costados, tomando una de sus manos, besándola una vez, dos veces, una cantidad infinita de besos.
"¿Por favor?"
"Nunca."
Apoyaste la cabeza en su pecho, esperando escuchar la cadencia de su corazón, sabiendo bien que sólo latía para ti.
"Hombre tonto. Aunque me encantaría tener una fotografía tuya".
"Ya sabes lo que pienso sobre las luces intermitentes, muñeca. No hay cámaras cerca de mí".
Intentaste quitarle las fotografías disimuladamente, pero él las mantuvo fuera de tu alcance.
"Mala, mala. No me hagas bromas. Te puede costar caro."
-Eres imposible. Hagamos un trato. Las miramos juntos, te explico el significado de cada una de ellas y si lo consideras conveniente, me las devuelves. Si no, no te las vuelvo a pedir.
Consideró su oferta durante unos minutos antes de sonreír.
"Añade un pequeño beso para sellar el trato y tendremos un acuerdo".
Emitiste un dulce gemido cuando sus labios reclamaron los tuyos, saboreándote, adorándote. Sus afilados dientes rozaron la tierna carne, tentados de sacarte sangre, pero ordenó a sus instintos que permanecieran bajo control. No quería perderse. Todavía no.
Tenías que ordenar tus pensamientos, sumergirte en el océano de su deseo. Era un ser peligroso y su amor era una fuerza a tener en cuenta. Nunca lo olvides.
Aclarándote la garganta, comenzaste con tu pequeña presentación, mostrándole cada fotografía y lo que representaba de tu vida anterior. Tus plazas favoritas, flores en flor, fotos divertidas de gatitos jugando con juguetes, paisajes maravillosos, cosas hermosas y pequeñas que hacían que la vida valiera la pena.
Sebastian te observaba con una tristeza sorda anidando en su pecho. Eras tan adorable, hablabas de cosas terrenales con una alegría sin igual. Tu luz interior tenía que ser de otro mundo, magia de hadas, hechicería. Tenía el poder de disipar la oscuridad y la desesperación como si fuera una mera nada. Una fuerza de Vida que derretía las garras de la Muerte.
Una parte de él temía que su yo hada un día no regresara nunca, dejándolo en las sombras, pudriéndose por toda la eternidad. No merecía nada menos, lo sabía muy bien.
Sintió que lo pinchaste varias veces, sacándolo de sus pensamientos oscuros.
"¡Seb! Hola. Mira esto. El anochecer, la aparición temprana de la magnífica luna y la corte real de estrellas. ¿Ves qué hermosamente se refleja la luz en las nubes?"
Sebastian entrecerró sus brillantes ojos azules al ver la pequeña imagen, admirándola tanto desde un ángulo técnico como estético. Impresionantes funciones de visión nocturna de la cámara que había tomado esa fotografía. Un ángulo maravilloso.
Había pasado una eternidad desde que había disfrutado del aroma del aire nocturno y la belleza de las estrellas. Constelaciones titilando en el cielo de medianoche. Una promesa de libertad.
Dicen que las estrellas pueden caer y conceder deseos. ¿Fuiste tú su estrella caída? ¿Su verdadero destino?
Le susurraste suavemente, ahuecando sus mejillas:
"¿Recuerdas las estrellas, Sebastián? Te prometo que las volveremos a ver juntos".
CREDITOS
https://www.tumblr.com/amarynthian-chronicles
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𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍 ˢᵉᵇᵃˢᵗᶤᵃᶰ ˢᵒˡᵃᶜᵉ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳ
Fanficִֶָ. ..𓂃 ࣪ ִֶָ🦇་༘࿐ ▶︎ •၊၊||၊|။||||။၊|• 0:10 [ᵉˣᵒ 엑소 'ᵒᵇˢᵉˢˢᶤᵒᶰ'] ──. ݁𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐦𝐢𝐨𝐬, 𝐬𝐨𝐧 𝐭𝐫𝐚𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚 𝐭𝐮𝐦𝐛𝐥�...