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Entras en la tienda de Sebastian, bostezando. Es muy tarde en la noche, como supondrías. No es como si tuvieras un reloj o algo que te ayude a saber qué hora es. Lo escuchas darte la bienvenida, pero estás tan somnoliento que ni siquiera puedes escucharlo correctamente. Casi suena como si te estuviera diciendo que te jodas o algo así. Te duelen los pies de haber caminado por todo el sitio clandestino.
—Oye, Seb. No quiero entrometerme, pero ¿puedo descansar un poco? —Maldita sea, hasta tu habla está jodida debido a lo cansado que estabas. —Quiero decir, sí, supongo. —Sebastian te vio apoyarte en él mientras te sentabas.
Siempre estuviste agradecida por la hospitalidad de Sebastian. Sentiste que Sebastian te dejó arriba y te dejó sobre su cola mientras te decía que podrías tener dolor de espalda solo por sentarte allí. En ese momento no te importó. Cerraste los ojos y comenzaste a quedarte dormida antes de que Sebastian te despertara enroscándose a tu alrededor. "Está bien descansar aquí, cariño".
Te llamó cariño. Qué dulce. "Puedes descansar todo el tiempo que necesites", continúa Sebastian. "Me preocupo por ti más que por los otros Expendables ".
Él admite antes de continuar: "No me enseñas nada, no eres mala conmigo y escuchas lo que tengo que decir. No puedo agradecerte lo suficiente. Lo mínimo que puedo hacer es dejarte descansar". Te sonríe suavemente mientras te quedas dormida.
—La verdad es que te amo. Me ha resultado bastante difícil decírtelo porque estás ocupada haciendo lo que Urbanshade quiere que hagas. —Juega con tu cabello mientras duermes, esperando que tengas buenos sueños—. Quiero estar contigo , abrazarte así, ser tu lugar seguro . —Continúa divagando.
"Tú eres importante para mí y siempre lo serás. Siempre serás mi perla preciosa. Algo que nadie más puede entender. Quiero mantenerte a salvo en mis brazos, verte liberar todas tus frustraciones, hacerme sentir que estoy haciendo un buen trabajo para mantenerte a salvo". Te dio un pequeño beso en la frente, acariciándote suavemente.
Su perla preciosa. Eso es lo que eres. Le importabas tanto como él te importaba a ti. Ambos están hechos el uno para el otro. Bellamente creados en presencia del otro.
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