Mis ex están en todas partes. Jimo Yao.

Capítulo 26. Mascota espiritual.

Capítulo 26. Mascota espiritual.

Desde que obtuvo forma humana, esta era la primera vez que Qiao Xuan revelaba su verdadera forma. Antes, cuando era un pájaro, día y noche soñaba con ser humano. Ahora que era humano, de repente volvía a ser un pájaro. Recordando los días en las manos de su maestro, sintió nostalgia y no pudo evitar frotar su cabeza contra la mano de su maestro. ¡No quería bajar!

¡Después de todo, las manos del maestro eran las que más seguridad le daban!

Bai Cang tensó la mandíbula, mirando fríamente la escena. Antes había sospechado de la identidad de Qiao Xuan y se había preparado para que Hualan viniera a arrebatárselo, pero nunca imaginó que aparecería de repente otra persona afirmando ser el dueño de Qiao Xuan...

Como es bien sabido, las mascotas espirituales están atadas a sus dueños por un contrato. A menos que el dueño libere activamente el contrato, una mascota espiritual no puede reconocer a otro dueño.

Si mataba a este hombre directamente, Qiao Xuan también moriría. Si intentaba recuperar a Qiao Xuan por la fuerza, su vida y muerte seguían en manos de otro, esto era algo que Bai Cang no podía aceptar.

Bai Cang observó cómo Qiao Xuan se transformaba en un pequeño pájaro blanco, acurrucándose con adoración y dependencia en la palma del hombre. Sintió celos y rabia en su corazón, y una intención asesina brilló en sus ojos, pero tras respirar profundamente, finalmente se contuvo.

Bai Cang entrecerró los ojos y dijo lentamente: "Este Venerable no sabía que era la mascota espiritual del señor, y no tenía intención de arrebatársela. Solo lo invité a visitar el Yermo Occidental. Ya que el señor vino, ¿por qué no se queda un tiempo? Este Venerable seguramente les dará una cálida bienvenida a ambos."

Viendo que Bai Cang realmente no se atrevía a actuar precipitadamente, Qiao Xuan se tranquilizó, pensando: "¡Quedarnos y un cuerno, maestro, vámonos rápido!"

Pero justo cuando Bai Cang terminó de hablar, innumerables cultivadores demoníacos se habían reunido silenciosamente. Ji Xiao permanecía en silencio a un lado, con una actitud respetuosa pero sin la menor intención de retirarse, mientras que Kui Yuan se agachaba jadeando, sus enormes ojos mirando ferozmente a Yun Tingshu, como si estuviera listo para atacar en cualquier momento.

Qiao Xuan: ...

¡Esto era retener a los invitados por la fuerza!

¿Qué hacer?

Qiao Xuan levantó la cabeza y miró ansiosamente a su maestro, solo para ver que este levantaba la mano y acariciaba suavemente su pequeña cabeza con el dedo índice, riendo suavemente como si nada pasara: "De acuerdo".

Los ojos de Bai Cang se oscurecieron y su expresión se volvió solemne. "Este Venerable aún no conoce el nombre del señor, ¿podría decírmelo?"

Yun Tingshu respondió con indiferencia: "Xuan He".

Bai Cang frunció ligeramente el ceño. Nunca había oído este nombre antes, pero no se atrevía a ser descuidado. Tenía el presentimiento de que no podría derrotar a este oponente, por eso no actuaba precipitadamente... Un ser que pudiera amenazarlo de esta manera no debería ser desconocido, ¿podría ser un dios superior retirado del Reino Celestial?

Bai Cang dejó de lado sus pensamientos y curvó sus finos labios, diciendo: "Por aquí, señor".

Yun Tingshu mantenía una actitud tranquila y despreocupada, como si no estuviera rodeado de demonios, sino paseando tranquilamente por el Valle del Río Colgante. Siguió a Bai Cang hasta un palacio.