Mis ex están en todas partes. Jimo Yao.

Capítulo 31. El Señor del Tao.

Capítulo 31. El Señor del Tao.

Hualan miró al joven frente a él, con una expresión conmovida, incrédula y llena de emociones complejas. Realmente viniste...

Cuando Bai Cang irrumpió en el Palacio Celestial y tomó a Qiao Xuan como rehén, exigiendo la Perla del Corazón Celestial, él no se atrevió a actuar por temor a la seguridad de Qiao Xuan, y no tuvo más remedio que ver como se lo llevaron... Durante este tiempo, había estado vigilando fuera del Yermo Occidental. Hace unos días, no pudo resistirse y volvió a irrumpir en el Palacio Demoníaco, exigiendo a Bai Cang que entregara a Qiao Xuan.

Pero Bai Cang le dijo que Qiao Xuan ya había sido llevado por alguien más.

Al principio, Hualan no lo creyó, pero Bai Cang había tomado a Qiao Xuan como rehén precisamente para amenazarlo, y mentirle no le traería ningún beneficio. Luchó ferozmente contra él, pero al final tuvo que admitir que lo que decía Bai Cang podría ser cierto...

Qiao Xuan ya no estaba en el Yermo Occidental.

Hualan estaba muy preocupado, no sabía quién se había llevado a Qiao Xuan ni adónde habían ido, no tenía ninguna pista para buscarlos.

En su confusión, Hualan de repente recordó que aquel día Qiao Xuan había intentado ir al mundo mortal a través del Mapa del cielo y la tierra, pero accidentalmente fue capturado por Bai Cang y no pudo lograrlo. La última ubicación que quedó en el mapa fue la capital del Reino de Nanyue, lo que significaba... que la capital de Nanyue podría haber sido el destino original de Qiao Xuan.

¿Podría haber venido aquí después de irse?

Con una débil esperanza, Hualan llegó a la capital del Reino de Nanyue.

Desde el final de la tribulación hace mil años, Hualan rara vez había regresado. Como una deidad superior del Reino Celestial, sus acciones debían seguir la voluntad del cielo y no podía interferir demasiado en los asuntos del mundo mortal. Si actuaba en contra del cielo por la fuerza, las consecuencias serían impredecibles.

Esta era también la razón por la que los cultivadores, después de convertirse en inmortales, ya no podían descender fácilmente al mundo mortal.

Los inmortales y los mortales eran diferentes, cada uno con su propio camino.

No se podía forzar.

Habían pasado cientos de años desde la última vez que regresó.

La antigua familia Rong ya no existía, se habían construido nuevas residencias aquí y nuevas familias se habían mudado, pasando generaciones... Hualan caminó entre ellas ocultando su presencia. ¿Realmente volvería Qiao Xuan aquí?

En realidad, Hualan sabía que esta esperanza era muy remota.

Pero lo que no esperaba era que realmente encontraría a Qiao Xuan, justo fuera de la puerta de la antigua residencia de la familia Rong.

El joven también lo vio y se dio la vuelta para irse. Hualan, sin dudarlo, se adelantó para detenerlo. Agarró la muñeca de Qiao Xuan y dijo con voz ronca: "No te vayas..."

Hua Lan miró fijamente al joven frente a él. En esta vida, Qiao Xuan era un discípulo de la Secta Guiyuan Jian en la provincia de Dongchong. En teoría, incluso si acababa de ascender y no podía dejar atrás a sus seres queridos en el mundo mortal, debería haber regresado a Dongchong y a la Secta Guiyuan Jian. ¿Por qué vino al Reino de Nanyue? ¿Y por qué vino aquí? ¿Por qué... trató de evitarlo tan pronto como lo vio?