Mis ex están en todas partes[Jimo Yao].

Capítulo 10. ¿A quién eliges?

Capítulo 10. ¿A quién eliges?

Qiao Xuan terminó de recordar y suspiró profundamente. En resumen, Hua Lan en sí no tenía grandes problemas, solo que su esposa era demasiado feroz; no se podía provocar.

Además, comparando con la vida que tuvo con Jiang Weiqing, ¡la vida con Hualan fue un desastre con mayúsculas!

Desde pequeño, era débil y enfermizo, con problemas en las piernas, lo que le impedía salir. Por suerte, tenía una familia que lo amaba, pero toda su familia fue acusada falsamente y asesinada.

Después de la destrucción de su hogar y la muerte de su familia, no tuvo un solo día de paz. Entró en el palacio como un amante masculino, soportando las torturas diarias de la esposa principal. Finalmente, cuando parecía que todo iba a terminar... ¡Oh sorpresa! La esposa principal, celosa, lo quemó vivo junto consigo misma.

Quemado vivo.

Que-ma-do vi-vo.

¿Entiendes? ¡Fue quemado vivo!

Hasta hoy, Qiao Xuan no quiere recordar esos eventos; esa forma de morir le causó un trauma psicológico severo... Preferiría ser apuñalado por Jiang Weiqing con una espada que ser quemado vivo por esa mujer loca.

Al menos, el golpe con la espada de Jiang Weiqing fue rápido y limpio; ni siquiera sintió dolor antes de morir.

En vida, era el consentido de la Secta Guiyuan Jian, y en la muerte, no sufrió demasiado. Pensándolo bien, la vida con Jiang Weiqing fue la mejor de sus siete vidas de tribulación... Al menos, en tribulación, morir rápido y sin dolor era su mayor deseo.

Aunque Jiang Weiqing era un lunático, como compañero daoísta, fue el mejor hasta antes de matarlo para ascender. Fue un excelente compañero de tribulación... Si no hubiera estado tan obsesionado con él, Qiao Xuan lo habría considerado perfecto.

Xiao Lu, aunque era una persona normal, estar con él fue difícil, muy difícil.

Aunque no fue intencional por parte de Xiao Lu, la familia Rong fue destruida por su culpa y él mismo murió por él... La raíz de todo ese dolor, en efecto, provino de Xiao Lu.

Como emperador, debía priorizar el panorama general y, al estar en una posición tan precaria, ¿cómo podría proteger a las personas que le importaban? Aunque al final ganó, para entonces, Qiao Xuan ya estaba muerto, sin poder ver el día en que Xiao Lu triunfara.

Acompañó a Xiao Lu en sus momentos más difíciles, solo para morir en la víspera del amanecer.

Aunque Xiao Lu realmente lo amaba, ¿de qué servía? No recibió nada más que ese amor sincero.

Se dejó llevar por un breve momento de ternura, pagando un precio mucho mayor.

En esa vida, primero perdió a su familia, vivió con humillación, soportó torturas y, justo antes de liberarse, fue quemado vivo por su rival. Verdaderamente, fue una prueba.

De cualquier forma que se vea, su amor con Xiao Lu fue un error.

Si en el primer encuentro, Xiao Lu no hubiera aparecido ante él, y él no hubiera intentado retenerlo, ¿todo habría sido diferente?

Qiao Xuan no se atrevió a pensarlo más.

De cualquier forma, esa vida fue agotadora y dolorosa, difícil de recordar...