21.

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Narra Lindsay.

Después de subir ese estado dejo el teléfono hasta que escucho que suena y atiendo

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Después de subir ese estado dejo el teléfono hasta que escucho que suena y atiendo.

📞Enzo Fernández.

-Hola-

-Hola rubia, ¿todo bien?-

-Si, ¿y vos?-

-Bien también. Extrañaba escucharte-

-Ah mira-

-Ya no estés enojada, por favor-

Después de lo que pasó en el boliche no nos volvimos a ver con Enzo. ¿La razón? Recién después de 5 días se digno a preguntarme cómo estaba. Cosa que me hizo enojar mucho.

Por lo que ahora ya eran dos semanas sin vernos.

-Ya fue-

-No, ya fue no, yo se que estuve mal. Por eso te llamé para pedirte perdon-

-No hace falta Enzo, ya pasó ya está, tu mujer tenía razón y listo. Por ella deberías haberte preocupado-

-No pienses que no me preocupo por vos, obvio que lo hago. No iba a permitir que te pase nada más grave-

-Enzo, ya fue te dije, ya pasó no quiero hablar más de ese tema -

-Esta bien - Responde y después de unos segundos en silencio vuelve a hablar -Te haces extrañar rubia e-

-¿Por?- Pregunto.

-Me acostumbre a hablar con vos nosé, están buenas nuestras llamadas, videollamadas, y los mensajes todo el tiempo.. que se yo, sin buscarlo te convertiste en compañera-

Lo que me dice me hace doler un poquito el pecho.

-Si, aveces extraño hablar con alguien tan boludo como vos - Digo y escucho su risa.

-Saliste hermosa en esa foto que subiste. ¿A dónde estas yendo?- Pregunta y me quedo callada.

Nose que decirle.

-Estoy yendo a una cabaña, aveces cuando estoy muy estresada me tomo un día para mí sola y bueno, lo necesitaba - Miento.

-Bueno rubia, me alegro entonces... ¿Estamos bien entonces?-

-Si negrito, estamos bien-

-Joyaaaa, en estos días nos vemos e, posta que te extraño - Escucho como una nena lo llama. Supongo que si hija -Bueno rubia, después te llamo. Disfruta-

Corto la llamada y ahora sí dejo el teléfono en mi bolso.


Veo que el GPS del auto me pide que doble a la izquierda y llego al destino.

Había manejado por casi tres horas hasta llegar a un estilo de cabaña a las afueras de la ciudad.

Era todo muy cliché pero Lisandro me había dicho que había alquilado este lugar para estar tranquilos nosotros.

Aunque solo iba a ser un día entero, yo había aceptado.

Me bajo del auto y me acerco a la entrada para dar unos golpes.

La imagen de Lisandro se me hace presente y yo sonrío al verlo, me encanta.

-Pasa- Dice haciéndose a un lado.

Hacía ya dos semanas había sido lo de aquella vez en el boliche y era la primera vez que nos volvíamos a ver con Lisandro.


-¿Que voy a hacer con vos?- Me pregunta Lisandro.

Su mirada era sería y sus ojos estaban mirándome fijamente.

-¿A qué te referis?-

-A todo. Al final te digo una cosa y no solo terminas haciendo lo contrario, sino que me mentís en la cara -

Se va acercando lentamente a mí y yo me quedo quieta en mí lugar.

Lisandro serio me intimidaba demasiado.

-No era mi intención mentirte solo que-

-Si no era tu intención mentirte para que lo haces?- Pregunta agarrándome la cara -¿Vos te pensas que yo soy igual a esos logis con los que estuviste vos o que?- 

-No Licha pero me tenés que entender- Me alejo de el y camino hacia el sillón para dejar mi bolso -No estoy acostumbrada a esto, jamás había estado así con alguien-

Me apoye contra el respaldo del sillón mientras que Lisandro seguía en el mismo lugar mirándome en completa seriedad.

-Yo te deje todo claro a vos, pendeja - Se acerca a mi y me agarra nuevamente de la cara haciendo que lo mire a los ojos -O sos mía o ni cabida con vos-

-Esta bien - Digo casi inaudible y el sonríe.

Seguro disfrutaba de verme siendo tan estúpida.

-Igual vos te estuviste portando mal- Dice dándome vuelta y apoyándome contra el respaldo, haciendo que mi panza quede contra este y mis manos sobre los almohadones. -Y las pendejas como vos qué se portan mal hay que enseñarles a comportarse-

Siento como me baja la calza que tenía puesta dejando mi culo a su disposición.

-Licha, ¿que vas a hacer?- Pregunto sin poder ver lo que hacía.

-Enseñarte a no tomarme de gil- Dice y al instante siento un fuerte golpe en mi nalga izquierda.

-Licha duele- Me quejo y vuelvo a sentir nuevamente un golpe -¡Ay!-

-Para que aprendas a comportarte- Murmura volviendo a pegarme una y otra vez nalgadas.

Me ardían demasiado, y podría jurar que estaba ya toda marcada.

-Lisandro ya esta- Susurré sintiendo ya demasiado dolor.

Si bien me gustaba que sean así brutos en el sexo, ya esto era demasiado dolor.

Siento como Lisandro me saca por completo la calza junto a la tanga y acerca su cara a mi parte íntima.

De repente siento como su lengua se adueña por completo de esta, pasándola por arriba y por abajo logrando que un gemido alto salga de mi boca.

-Dios si- Gemi por lo bajo sintiendo el placer que me brindaba su lengua.

Su mano va hacia mi clítoris y con su dedo índice comienza a masajear en círculos.

Entre el movimiento de su lengua y el de su dedo hacia que mi cuerpo sientas espasmos.

Me estaba matando de placer, me encantaba lo que hacía.

Mis piernas comienzan a temblar y es cuando el se separa de mi por lo que me giro para mirarlo.

-Dale Licha que haces- Pregunto enojada.

-No te mereces que siga- Contesta lo más normal del mundo.

Me quejo y comienzo a tocarme yo haciendo que el se acerque rápidamente y saque mi mano con brusquedad.

-Date vuelta de nuevo - Me ordena por lo que le hago caso.

Escucho como se baja el pantalón supongo que junto al boxer.

Y sin esperar más se adentra en mi.

Pandora | Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora