48.

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Narra Lindsay.

Me quedo en silencio viendo a Enzo el cual me miraba fijamente.

No sabía que decir, ¿que hacía acá?

-Ahi te dejo, discúlpame - Fue lo único que dije y agarro mi cartera -Permiso-

No dice nada, simplemente cierra la puerta y se apoya contra esta.

-Al fin te dejaste los rulos- Dice sonriendo un poco.

Recuerdo.

-Buen día-  Digo mirando a Enzo el cuál me sonríe ampliamente.

Me encantaba su sonrisa .

-Buen día mi amor- Siento sus labios sobre los míos y nos besamos lentamente -Dios, te dije alguna que vez que me encantan tus rulos?-

Niego ante su pregunta y el empieza a acariciarme el cabello.

-Bueno, te lo digo ahora, me encantan tus rulos, te hacen más hermosa todavía -

Fin del recuerdo.

-Enzo permiso por favor- Pido y el niega -Dale Enzo, nos van a ver y van a pensar cualquier cosa-

-Al final siempre fue Lisandro, ¿no?- Pregunta en un tono bajo.

Puedo ver la tristeza en sus ojos.

-Enzo, dejame salir por favor- Pido acercándome nuevamente a él.

Estábamos bastante cerca, tanto que podía sentir su perfume, ese perfume que tanto me gusta.

Enzo me miraba fijo completamente serio, tanto que me ponía nerviosa.

-¿Te hace feliz?- Pregunta y ahora sí lo miro.

Estoy segura de que mis ojos también mostraban lo mal que estaba.

-Enzo, ¿me podés dejar pasar?- Vuelvo a preguntar y él se hace a un lado -Gracias - Susurro y cuando voy a abrir la puerta el apoya su mano sobre esta.

Cierro los ojos al sentir como se pega por completo a mi espalda.

Sentía su calor, sentía su perfume, sentía su respiración.

Con algo tan simple ya había subido por completo la temperatura de mi cuerpo, él, sólo él lograba eso.

-¿Te querés ir?- Pregunta en mi oído corriendo con su mano libre mi pelo. -Decime que lo amas a Lisandro, decime que te querés ir y yo saco la mano-

No podía responderle, no quería hacerlo.

Lo que menos quiero en este momento es que Enzo se vaya.

Miro hacia mis piernas al sentir como Enzo posa su mano ahí y de a poco va subiendo hasta llegar a mi pollera.

De a poco la va levantando y una vez que queda subida hasta mi cadera siento su mano meterse por mis medias finas y de paso meterse por dentro de mi tanga.

Pandora | Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora