37.

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Narrador omnisciente.

Lindsay sube al auto de Leandro y este sonríe al verla.

-Estas hermosa, rubia, como siempre-

-Vos siempre tan chamuyero- Le responde riendo y Leandro arranca a manejar.

-¿Que quedó haciendo Camí?- Pregunta él.

-Quedo viendo unas películas -

-Si me decías le conseguía un amigo-

-No quería igual - Respondo riendo -¿Vos qué onda tanto tiempo?-

-Nada lo de siempre, entrenamiento y partidos que se yo, ya es un poco aburrida mí vida- Dice y lleva su mano a la pierna de la rubia comenzando a acariciar cerca del comienzo del corto vestido que tenía puesto -¿Vos?-

-Lo mismo, trabajando y necesitaba alejarme un rato de todo, ya te dije- El mayor asiente y Lindsay muere su labio al sentir aún más cerca de su intimidad -Lean- susurra ella y el saca la mano.

-Mejor paro porque te voy a cojer acá nomás y quiero sentirte bien- Admite haciendo que Lindsay asienta.

Ella aún pensaba en Enzo, no podía dejar de hacerlo.

Aún le dolía la situación.

Aunque lo había dejado de seguir había entrado a su perfil y vio la foto en la que subió que iba a tener un nene... Benjamín.

Otra vez se había puesto mal por lo que decidió aceptar la salida a Leandro.

Sabía que no era la decisión más sana, pero fue lo que le salió en el momento.

-Llegamos- Avisa Leandro y Lindsay ve por la ventana, una casa bastante linda.

-¿Y esta casa?- Pregunta ella curiosa bajándose.

-Es una casita de Paulo- Responde haciendo que ambos rían.

-Son de manual los futbolistas-

-Vos no te quedas atrás - Le dice entrando en la casa y Lindsay asiente entrando primera.

-Es verdad- Se da vuelta para mirarlo una vez que cierra la puerta -Ando necesitando recordar mis tiempos de bandida-

-Yo te lo recuerdo sin problema - Le responde Leandro acercándose a ella y comenzando a besarla con ganas.

Ya habían pasado 4 meses de aquella vez que la tuvo en sus brazos y no hubo día en que no haya querido repetir aquella noche.

Aunque ahora estaba más que feliz de tenerla solo para él.

Muchas veces pensaba en que ella era muy chica para el, 10 años de diferencia eran demasiado, pero cuando la veía se le olvidaba por completo.

Los besos de Lindsay eran de otro nivel según él, lo hacían calentarse demasiado.

Las manos torpes de él desabrochan como pueden la parte de arriba del vestido que ella tenía puesto, y cuando se lo saca por completo relame sus labios.

Pandora | Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora