29.

1.2K 69 8
                                    

Narra Enzo.

Me despierto cuando escucho mi alarma sonar y la apago.

Miro a mi costado y ahí veo a Lindsay durmiendo cómoda.

Tenía formado rulos en el pelo ya que su pelo natural es así, y anoche nos bañamos juntos así que el pelo se le seco solo.

Siempre se planchaba el pelo, pero sus rulos me encantaban también.

Tenía su boca un poquito abierta lo cual me causó una ternura inexplicable.

Estaba completamente desnuda por lo que me acerque a ella pegandome a su cuerpo y la abrace tapandonos.

-Buen día gordita- Susurré en su oido dando besos chiquitos por su cara y cuello haciendo que se remueva.

-Buen día amor- Responde haciendo que sonría como pelotudo.

Me encantaba que me diga 'amor' me hacía sentir satisfecho.

-¿Vamos a desayunar?- Pregunto mientras ella se da vuelta para esconder su cara en mi cuello -Acordate que tengo que salir dos horas antes para entrenar mi amor-

-Si gordo ya se- Susurra en mi cuello dando besos.

-Si me seguís besando así te voy a cojer toda ¿me escuchaste?-

Escucho como se ríe y me agarra la pija empezando a mover su mano de arriba a abajo.

Inevitablemente cerré mis ojos disfrutando de como me tocaba.

Ya de por sí me gustaba esto, imagínense a la mañana cuando recién me despierto.

Me siento en el paraíso.

-¿Te gusta?- Pregunta divertida mirándome.

-¿A vos te gusta provocarme no?- Le digo sacándole la mano y subiendome encima suyo.

Le abro las piernas con fuerza y las pongo en mis hombros.

Tiro un poco de saliva en su entrada y con mi punta empiezo a acariciarla provocando que Lindsay se queje.

-Dale amor, métela - Pide mirándome fijamente.

¿Y quién soy yo para negarme?

Me adentre en su interior sintiendo como sus paredes me apretaban por completo.

Puse mis manos a cada lado de su cabeza para sostenerme y empecé a moverme lento pero profundo.

Sus gemidos me estaban volviendo loco, aún no me acostumbraba a escucharla así por mi.

-Mas amor, mas- Pide acariciándome la espalda.

Con una de mis manos le pegué un cachetazo haciendo que sonrisa mordiéndose el labio.

-Que pendeja puta sos mi amor, me encantas - Murmuré para después empezarla a besar.

Beso que fue interrumpido por un gemido de ella.

Mis embestidas eran cada vez más fuertes y sus uñas me estaban dejando toda marcada mi espalda, seguramente.

Pandora | Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora