Narrador omnisciente.
Lindsay inhalaba y exhalaba intentando calmarse cosa que no podía lograr.
Sentía demasiado dolor, las contracciones eran tan fuertes que sentía que iba a morir.
Marta a su lado intentaba calmarla pero tampoco podía.
-No entiendo cómo tuviste tantos vos- Se queja haciendo reír a su suegra.
-Yo tampoco- Admite tomando su mano y ayudándola a cambiarse.
Se estaba poniendo ya la típica ropa de hospital, porque ya tenía que parir.
Por su cabeza pasaban miles de pensamientos pero la compañía de su suegra la hacía sentir bien.
Se había convertido en su confidente, compañera y casi como la madre que prácticamente nunca tuvo.
Se querían tanto que los últimos dos meses Marta los había pasado acá en Inglaterra junto a Lindsay, ya que cuando Enzo jugaba se sentía sola y estaba muy sensible.
Varias veces habían dormido juntas ya que las hormonas de Lindsay estaban tan alborotadas que tan solo por no cumplirle algún antojo raro, Enzo era enviado a dormir en el sillón.
-AMORRRRRRR DONDE ESTAAAAAS- Se escucha que grita alguien por los pasillos.
-Llego mi hijo- Avisa Marta riendo y yendo hacia la puerta para irse.
La puerta de la habitación se abre y allí entra Enzo junto con el doctor y la enfermera, los cuales ambos no entendían nada.
-Ay mi amor acá estás llegué - Avisa hablando totalmente agitado.
Estaba terminando el partido cuando Lindsay rompió bolsa, así que ni bien su padre le comunico la noticia, salieron los tres corriendo juntos.
¿Tres? Olivia estaba junto a ellos.
Lindsay aún no la conocía, no sé sentía preparada, pero hoy sería el día.
-Dios no doy más - Se queja la rubia por el dolor que sentía.
El doctor avisa que la dilatación ya era la justa por lo que todos se preparan. (Chicas nose narrar esto jajajaja)
Enzo se posa al lado de su novia y toma su mano.
En el parto de Olivia no había podido estar, por lo que esto también era algo nuevo para él.
-Vos apretame si amor?-
-No soy más me duele mucho-
-Lindsay a la cuenta de tres, pujas. Uno...dos...tres.. puja- Avisa el doctor.
Lindsay comenzó a pujar y el dolor ya era cuarenta veces peor.
-No no, me duele mucho- Dice llorando.
El médico seguía dando instrucciones pero ella solo se centraba en el dolor.
-Dale amor, acordate cuando te rompí el orto al principio te dolió pero después pedías más - Enzo recibe un manotazo de Lindsay.