Suceso inesperado..
Narrador omnisciente.
La caja del test de embarazo sobre el lavamanos.
Lindsay con manos temblorosas mirando fijamente aquella caja, pero sin poder tomar la iniciativa.
¿Por qué? Porque sabía cuál iba a ser el resultado.
Ella conocía su propio cuerpo, no hacía falta que un test le diga lo que ya sabía. Esa repentina subida de peso cuando ni siquiera comia mucho, los mareos.
Pero necesitaba por fin sacarse las dudas .
-Vamos- Se auto alienta tomando la caja y sacando las cosas de adentro. Leía atentamente las indicaciones, y comenzo a hacer las cosas tal cual indicaba aquel papel. -Dios, se que tus tiempos son perfectos- Susurra dejando el test derecho y sentándose en el suelo.
Sus ojos llenos de lágrimas, sus manos aún más temblorosas, su pecho completamente adolorido.
Ya hacía un mes se había alejado de Lisandro. ¿Por qué? Porque ella ya tenía dudas sobre un embarazo, y porque Lisandro viajaría a Entre Ríos, por lo que la rubia lo alentó a volver con Muriel.
Él tenía suerte de volver con el amor de su vida, ella no.
Seguían en comunicación pero solo por mensaje o llamada al igual que con Camila.
La alarma interrumpe los miles de pensamientos de Lindsay y cuando la apaga, decide levantarse lentamente para tomar el test.
Cierra los ojos por un momento y después de un largo suspiro decide ver el resultado... positivo.
El llanto era imposible de parar, ella no podía reconocer si era angustia o felicidad.
En el fondo, su sueño siempre fue ser mamá, poder darle a su bebé lo que nunca tuvo ella, amor maternal.
Acobijarlo, cantarle en susurros hasta que duerma, darle la teta mientras acaricia su carita, enseñarle a caminar, acompañar a su bebé en todos los momentos de su vida.
Pero también quería darle un papa que lo o la quiera, que sea un gran ejemplo a seguir. ¿Y que mejor que un papá como Enzo?
El sueño de su vida lo tenía en sus manos, y estaba a punto de cumplirse, pero en otra vida.
Porque en esta las cosas eran diferentes, Enzo ya tenia su familia, y ella... ella estaba sola, como siempre lo estuvo.
-¿O vos vas a estar conmigo?- Susurra levantando su remera y mirando su vientre un poco abultado -¿Vas a estar conmigo siempre?- Pregunta dejando caer sus lágrimas.
De repente su vista estaba fija en el espejo, viendo en su reflejo como se había dejado estar.
Ojeras debajo de los ojos, su pelo atado en una colita mal echa, sus cejas crecidas ya que siquiera quería depilarselas.
Desde que Lisandro se había ido hacia un mes, ella no volvió a salir. Pedía supermercado por el teléfono, apenas limpiaba su casa, no quería saber nada de la vida.
Enzo seguía doliendo, y cada día un poco más.
En los dos meses que estuvo con Lisandro tampoco era que la pasaba bien, al principio la ayudó, pero después se escapaba por las noches mientras su amigo dormía, para poder llorar mirando a la luna y preguntando por que no podía estar con él amor de su vida.
-¿Podré ser buena mamá?- Pregunta nuevamente a la nada aún acariciando su vientre.
Cuando quiso darse cuenta estaba nuevamente en el piso llorando desconsoladamente por no saber que hacer...
(Dos semanas después)
-Estas entrando al quinto mes de embarazo, Lindsay- Comenta su doctora sonriente. -¿Estas lista para escuchar sus latidos?- Pregunta mirandola y ella solamente asiente. -Bueno, ahí vamos-
El gel frío sobre su vientre la ponía más nerviosa aún, su labio estaba siendo mordido por sus dientes, y sus manos temblorosas tenían su propia remera.
-¿Se puede saber que es?- Pregunta sintiendo el aparto moverse y dirigiendo su mirada a la pantalla. -¿Ese es mi bebe?-
La risa de la doctora hizo dar cuenta a la rubia de que tenía que calmarse un poco.
-Si se deja ver si, pero no siempre se puede- Comenta mirando la pantalla-Mira, acá esta tu bebe- Dice apuntando la pantalla -Estos son sus brazos, su nariz, y por acá , apa, si se dejó ver- Dice riendo -Es un varoncito-
-¿En serio?- Pregunta Lindsay emocionada sintiendo sus ojos picar. En su mente imaginaba un mini Enzo... se moría de ganas de decirle pero no lo iba a hacer.
-Si mami, ahora vamos a escuchar, ¿si?- Avisa quedándose en silencio hasta que unos latidos inundaron por completo la habitación.
Ya Lindsay no podía retener más sus lágrimas. Estaba escuchando los latidos de su bebé, esos latidos que habían logrado encender nuevamente los suyos....
(Dos semanas después).
Hoy Lindsay cumplia seis meses de embarazo, y ahora mismo se encontraba arreglando la habitación de su pequeño Mateo.
Un color celeste muy claro había en las paredes. 'MATEO' adornaba una de ellas.
Una pequeña cuna blanca en medio de la habitación, un ropero con las primeras prendas que la rubia le había comprado a su bebé.
Después de saber de su embarazo, la panza de Lindsay dio un salto enorme y ya no se escondia.
Camuflada salía a hacer las compras para su bebé, para su casa, se arreglaba nuevamente.
Estaba siendo feliz nuevamente.
Aunque siempre le iba a faltar Enzo...
El telefono interrumpe sus pensamientos, y cuando mira atiende.
-Hola tío Licha- Comenta ella sonriente escuchando como del otro lado Lisandro ríe.
-Amo esta versión tuya, rubia- Admite -Pero tengo que hablar con vos-
-Ay Licha, no me asustes-
-No, pero escuchame, ¿seguís sin ver las redes no?-
-Si Licha, ¿que paso?-
-Es que hable con Enzo, y bueno, le mentí que no hablo con vos hace un mes obvio- Comienza causando nerviosismo en Lindsay al escuchar ese nombre -El tema es que Valentina mintio-
-No entiendo Licha-
-Benjamín no es hijo de Enzo- Suelta de repente paralizando a Lindsay -Gorda, Enzo esta destruido, te necesita... Los necesita-
-Yo... yo no puedo decirle Licha- Dice con la voz quebrada.
-Li, Enzo es el papá, al final todo va a salir a la luz, sos conocida ,el también, no podes ocultar algo asi- Su tono de voz era suave -Li, a pesar de todo no podes dejar a Enzo solo en este momento...-
//Para la que lo pidió 💖
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