Epílogo.

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Narra Lindsay.

-Mami mami- Las manitos de Mateo me tiran del vestido que tengo puesto por lo que lo miro -Papi saludo a una chica en la calle -

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-Mami mami- Las manitos de Mateo me tiran del vestido que tengo puesto por lo que lo miro -Papi saludo a una chica en la calle -

-MENTIRA- Grita Enzo corriendo.

-Si Lin, es verdad, y yo le dije fea que le hablas a mí papá - Lo que dice Olivia me hace mirar a Enzo el cual estaba nervioso.

-¿Ah sí que saludaste a una chica?- Pregunto cruzandome de brazos.

-Para amor- Dice después de dejar salir un suspiro -Solo la saludé nada más -

-¿A quien?- Enzo no respondía y mí presentimiento de hoy a la mañana se hizo presente nuevamente. -Oli, ¿cómo era la chica?-

-Pelo negro ojos claros y era medio vieja -

Cyntia.

Reí sin gracia al verlo y me fui adentro de nuestra casa.

Subí hacía la pieza de Isabella y me quedé mirándola mientras dormía plácidamente.

-Gorda- Habla Enzo detrás mío pero ni siquiera me doy vuelta, no quiero mirarlo. -Gorda te estoy hablando-

Al seguir ignorandolo el me da vuelta tomándome de la cintura y haciendo que al fin tengamos contacto visual.

-No cambias más -

-¿Por qué decís eso?-

-Porque si Enzo, tenés 27 años loco cada vez te pones más bueno y vos disfrutas eso, te encanta gustarle a las minas, te encanta hacerte el gato-

-Pero nunca te cague boluda -

-Ya se pero no todo en la vida es ser infiel-

-Vos también boluda, vas caminando por la calle y hasta estando al lado tuyo te miran los giles, ¿vos te pensas que a mí me gusta ver cómo te miran queriéndote cojer?- Pregunta y veo como se le empieza a marcar la venita del cuello.

Siempre le pasaba eso cuando se enojaba.

-La diferencia es que yo no me hago la gata, yo dejé esa vida por vos- Veo como se calma y yo vuelvo a ver a mí hija -Solo espero que no eches a perder la familia que te di-

-Lindsay yo-

-Te digo en serio- Lo interrumpo volviéndolo a mirar -Enzo yo no voy a ser como las mujeres de tus amigos, yo cuernos no perdono. Tengo 24 años no voy a perder mí juventud por estar con un infiel- advierto dejándolo solo en el cuarto de nuestra hija.

Las lágrimas no tardaron en salir, era muy sensible.

Enzo me había convertido en esto, desde que nos conocimos que con él había dejado de reprimir mis emociones.

Pandora | Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora