La familia Cipher organizó una lujosa fiesta de gala para recaudar fondos para un orfanato local, y como anfitriones, esperaban la presencia impecable de su hijo, Bill.
Aunque a Bill le encantaba ser el centro de atención, no le gustaba serlo en las fiestas de sus padres, donde tiene que ser el perfecto heredero, el 'Omega de oro', sabía que esa noche tendría que serlo, algo que no le emocionaba en lo más mínimo. Sin embargo, para evitar la furia de su padre, se preparó con esmero, vistiendo un traje de gala más elegante de lo que solía usar.
El evento se celebró en uno de los salones más majestuosos de la ciudad, con invitados de la alta sociedad, todos vestidos en sus mejores galas. Bill, con su cabello rubio perfectamente peinado y una sonrisa que sabía que debía mantener, parecía el ejemplo de lo que sus padres querían que proyectara: el perfecto heredero.
Durante la velada, los padres de Bill no perdieron la oportunidad de presumirlo ante sus amigos y conocidos, hablando con orgullo exagerado sobre cómo su hijo era el primero en su clase, destacando sus logros académicos. Sin embargo, para Bill, todo aquello no era más que un espectáculo superficial. Sabía que sus padres preferían que estudiara física, o alguna ciencia exacta, como toda su familia, pero el veía mucho más, quería descubrir que había más allá.
A medida que avanzaba la noche, varios alfas se acercaban a Bill, intentando cortejarlo. Como un omega de una familia tan poderosa, muchos veían en él la oportunidad perfecta para asegurarse un futuro cómodo y lleno de privilegios. Pero Bill, aunque sonreía cortésmente, los rechazaba uno tras otro, consciente de que no podía permitirse el lujo de ser grosero y acabar con la fachada. Cada rechazo era educado, pero firme, y mientras lo hacía, los periodistas no dejaban de tomar fotos, capturando la imagen de la "perfecta" familia Cipher y el "perfecto" heredero.
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A la mañana siguiente, Ford, todavía en la calidez de su hogar, se encontró con algo inesperado. Al revisar el periódico de esa mañana, vio a Bill en la portada de este. La noticia hablaba de la gala benéfica y destacaban a Bill como uno de los principales atractivos del evento. Los artículos elogiaban su apariencia, su elegancia y su estatus, preguntándose quién sería el afortunado en conquistar al "Omega de oro".Pero lo que capturó la atención de Ford no fue la fanfarria en torno a Bill, sino los detalles que los demás parecían ignorar. Aunque Bill sonreía en todas las fotos, Ford notó que su sonrisa no ocultaba el lunar que lo volvía loco, y que esta no llegaba a sus ojos, esos ojos que siempre brillaban con vida y energía ahora parecían apagados, vacíos. Además, Bill llevaba un estilo de vestir que no le era familiar, algo mucho más formal y distante de lo que Ford estaba acostumbrado a ver en su Musa.
Preocupado, Ford decidió llamarlo. Quería asegurarse de que todo estuviera bien, aunque en el fondo sabía que algo andaba mal.
“Hola, Musa,” dijo Ford en cuanto Bill atendió la llamada, usando su apodo cariñoso para tratar de aliviar la tensión que sentía. “Vi las noticias… te ves increíble, pero… ¿estás bien?”
Del otro lado de la línea, Bill guardó un breve silencio antes de responder con voz tranquila. “Oh, sí, Fordsy. Solo fue una de esas aburridas fiestas familiares. Nada de qué preocuparse.”
Pero Ford no se dejó engañar. Podía percibir la falta de entusiasmo en la voz de Bill, esa manera tan poco natural en la que intentaba restarle importancia a todo. Sin embargo, decidió no presionarlo. Sabía que Bill no estaba listo para hablar, y Ford no quería forzarlo a abrirse si no se sentía cómodo.
“Bueno, de todos modos… te extrañé hoy. Estaba pensando en lo mucho que me encantaría verte aquí. La cena fue estupenda, y Stanley sigue con sus historias locas sobre el parque de atracciones y dándole consejos a una niña de cinco años sobre como debe golpear a un 'abusador de hermanos'… desearía que hubieras estado aquí,” continuó Ford, cambiando de tema de forma deliberada, esperando que hablar de su día distrajera a Bill de lo que fuera que lo estaba molestando.
Del otro lado, Bill se dio cuenta de lo que Ford estaba haciendo. Sabía que su amigo estaba evitando el tema para no presionarlo, y ese gesto, aunque pequeño, hizo que Bill se sintiera increíblemente querido. A pesar de la distancia, Ford siempre sabía cómo hacerlo sentir mejor.
“Gracias, Fordsy,” respondió Bill, su voz más suave, más genuina. “Yo también te extraño… No sabes cuánto me ayuda escucharte.”
Y así, mientras continuaban hablando, Bill permitió que la calidez de Ford lo envolviera, aunque solo fuera a través de una llamada telefónica. Aunque la distancia y las expectativas familiares pesaran sobre él, saber que tenía a Ford de su lado le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante.
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Holaaa cómo están? Espero que estén tomando agua y durmiendo bien.
Gracias por sus comentarios, los aprecio mucho 💚✨
Hasta el próximo cap.
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Omega de oro
FanfictionEn su primer día en la universidad, Ford accidentalmente derramó café sobre un desconocido. El extraño, con una sonrisa amable, aceptó el pañuelo ofrecido y se fue. Al ver su rostro hermoso, Ford quedó profundamente impresionado. En ese instante, n...