Una tarde tranquila en la casa de los Pines se transformó rápidamente en un caos de emoción y sorpresa. Stanley estaba sentado en su sillón favorito, ese que abrazaba su trasero como si hubiera sido hecho para él, en un estado de comodidad profundo luego de un largo día de trabajo, estafar turistas es realmente agotador, solamente apretando el botón de cambio en el control, buscando un programa de lucha libre para entretenerse mientras la cena estaba lista. Los canales pasaban uno tras otro, cuando de repente, una imagen familiar apareció en la pantalla. Se detuvo, frunciendo el ceño, regresó al canal anterior para ver si sus ojos le fallaron y se inclinó hacia adelante para ver mejor.
—¿Qué mierda...? —murmuró para sí mismo.
La imagen mostraba a Stanford, su hermano, junto a un joven rubio de ojos amarillos, ambos rodeados de periodistas y cámaras. El titular de la noticia decía:Stanford Pines, pareja del aclamado 'Omega de Oro', Bill Cipher.
Stanley casi dejó caer el control remoto. Se levantó de un salto y, sin pensar, gritó:
—¡Mamá! ¡Papá! ¡Vengan rápido!
Los padres de Stanford, que estaban en la cocina ordenando los platos para cenar, se miraron con curiosidad y preocupación. El tono de urgencia en la voz de Stanley no era algo que tomaran a la ligera. Ya que aunque gritara bastante seguido no lo hacía con ese tono chillón. Compartieron una mirada y caminaron hacia la sala de estar, seguidos por Dipper y Mabel, que venían con sus juguetes.
—¿Qué pasa, Stanley? —preguntó su madre, mientras su padre se acercaba al televisor, tratando de comprender lo que su hijo estaba viendo con tanto asombro.
Stan, aún con los ojos fijos en la pantalla, solo pudo señalar el televisor.
—Es Ford... está en la tele, y... ¡Miren eso! ¡El Omega de Oro!Y aunque su cerebro terminó de procesar sus palabras de su hijo, de igual manera se quedaron atónitos al ver la noticia que se desarrollaba en la pantalla. No podían creer lo que estaban viendo. Sabían que su hijo había comenzado una relación, pero nunca se imaginaron que estuviera involucrado con alguien tan famoso e influyente.
—¿Stanford... y Bill Cipher? —repitió su madre, incrédula. Su voz apenas era un susurro mientras intentaba procesar la información.
—Stanford y Bill Cipher— repitió su padre con un tono de orgullo. Sabía que mandarlo a esa universidad le traería a la familia muy buena suerte.
Dipper y Mabel aunque escucharon todo el intercambio, no lograban entender completamente lo que estaba sucediendo, pero notaron la sorpresa en los rostros de sus padres y su tío. Mabel, siempre curiosa, tiró de la manga de su abuelo.
—¿Por qué el tío Ford está en la tele? —preguntó con su vocecita dulce.
El alfa mayor suspiró, tratando de ordenar sus pensamientos.
—Parece que tu tío Ford... tiene una pareja muy especial, cariño —le explicó a Mabel, sin quitar los ojos de la pantalla— un pez gordo llamado Bill Cipher.
—¿Un pez gordo?— preguntaron los gemelos, siendo ignorados por los adultos.
—¡Es el puto Omega de Oro!
— ¡Stanley!— reprendió su madre— no digas ese tipo de expresiones delante de los niños.
—No lo puedo creer— exclamó Stanley soltando una risita, mientras volvía a sentarse en el sillón, pero esta vez con una mezcla de asombro y orgullo—. ¡Es el tipo del que todos hablan! ¿Quién iba a pensar que Ford estaba saliendo con un pez tan gordo?
La madre de Stanford estaba aún más sorprendida. Sabía que su hijo era especial, pero no esperaba que estuviera involucrado en algo tan... grande. La noticia continuaba, mostrando más imágenes de la rueda de prensa ya finalizada y el como los periodistas seguían hablando sobre cómo su Ford había defendido a Bill ante los medios, sobre como al principio no decía nada pero luego respondió a las preguntas de los periodistas con una firmeza que se ganó el respeto de ellos, y sobre cómo ambos se habían mostrado como una pareja sólida y enamorada.
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Omega de oro
Hayran KurguEn su primer día en la universidad, Ford accidentalmente derramó café sobre un desconocido. El extraño, con una sonrisa amable, aceptó el pañuelo ofrecido y se fue. Al ver su rostro hermoso, Ford quedó profundamente impresionado. En ese instante, n...