Los días pasaron sin mayores incidentes, sin contar que Liam no había dejado de causar problemas. Una tarde, Bill salía de una clase cuando se encontró con Liam nuevamente. Esta vez, Liam no perdió tiempo y se acercó con una sonrisa que Bill había aprendido a detestar.
“Bill, hemos tenido nuestras diferencias, pero deberíamos hablar. He estado pensando mucho en nosotros, y tal vez deberías darme otra oportunidad,” dijo Liam con un tono que pretendía ser convincente.
Bill sintió la frustración formarse en su ser. Sabía que Liam no lo amaba realmente, solo quería volver a tener poder sobre él. Con una calma forzada, respondió, “Liam, te lo dije antes, no necesito a alguien como tú en mi vida.”
La sonrisa de Liam se torció en una mueca de desprecio. “¿Ah, sí? ¿Y quién necesitas entonces? ¿Al fenómeno ese con el que te juntas?" Se rió sin gracia, acercándose de más, haciendo que Bill retrocediera con cada paso que el daba "Bill, tienes que entender algo: nadie te quiere de verdad. Eres un simple omega, y si no fueras un Cipher, nadie te miraría dos veces. Nadie te querría, excepto yo.” al terminar de hablar lo tenía acorralado en la pared tomándolo de los hombros de forma brusca haciéndolo jadear del dolor que eso le causó. "Debes de entender que todos van a dejarte, todos se decepcionan de ti, incluso tus padres, todos, menos yo"
Las palabras de Liam golpearon a Bill como una tormenta, llenándolo de furia y tristeza. Por más que supiera que Liam solo intentaba lastimarlo, no pudo evitar que esas palabras se infiltraran en sus inseguridades. Sin embargo, antes de que siquiera pudiera pensar en responder, sintió una presencia familiar a su lado.
Pyronica, que había estado observando de lejos junto con Ford, ya no pudo contenerse. Con furia en los ojos, se acercó y empujó a Liam con fuerza, su voz llena de desprecio. “¡Aléjate de él, Liam! No puedo creer que seas tan cínico. Después de todo lo que le hiciste pasar, ¿tienes la audacia de volver por más? Eres despreciable.”
Liam retrocedió sorprendido por la repentina intervención, pero no se fue sin antes lanzar una última mirada a Bill, como si quisiera clavarle las palabras en la piel. “Piensa en lo que te dije, Bill” murmuró antes de alejarse.
En cuanto Liam se fue, Ford, que había estado observando con el corazón acelerado, se acercó rápidamente a Bill. Sin dudarlo, lo abrazó con fuerza, esparciendo sus feromonas alfa para calmarlo. Bill, que había estado a punto de derrumbarse, sintió una ola de tranquilidad envolviéndolo gracias al abrazo de Ford. Se aferró a él, escondiendo su cara en el cuello del alfa, sintiendo cómo el dolor y la furia se disipaba lentamente al sentir el reconfortante olor de su amado.
“Estoy aquí, Bill,” susurró Ford suavemente. "Ya estoy aquí"
Bill asintió, sin poder encontrar las palabras, pero reconfortado por la cercanía de Ford. Pyronica, después de asegurarse de que Liam se había ido, se volvió hacia ellos, la preocupación visible en su rostro.
“¿Estás bien, Bill?” preguntó, su voz más suave ahora, dejando entrever su verdadera preocupación."¿Que te dijo ese imbécil?"
Bill soltó a Ford lentamente, sintiendo que las palabras aún se atascaban en su garganta. “No se preocupen, chicos” dijo, intentando sonar firme, aunque ambos podían ver el dolor en sus ojos. “No fue nada. Estoy bien.”
Ford y Pyronica intercambiaron una mirada, sabiendo que Bill no estaba bien, pero no quisieron presionarlo más. En lugar de seguir insistiendo, decidieron llevarlo a un lugar más tranquilo, lejos de la mirada de los curiosos, para que pudiera recuperar la compostura sin la presión del entorno.
Los tres caminaron en silencio hacia un rincón apartado del campus, un pequeño jardín donde solían pasar tiempo juntos, debajo del gran roble. Allí, se sentaron en un banco y dejaron que el silencio los envolviera. Aunque no se dijeron muchas palabras, la compañía de Ford y Pyronica fue suficiente para que Bill comenzara a sentirse un poco mejor. Sabía que, a pesar de todo, no estaba solo.
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4/5

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Omega de oro
FanfictionEn su primer día en la universidad, Ford accidentalmente derramó café sobre un desconocido. El extraño, con una sonrisa amable, aceptó el pañuelo ofrecido y se fue. Al ver su rostro hermoso, Ford quedó profundamente impresionado. En ese instante, n...