El día siguiente comenzó temprano con unos suaves golpes en la puerta que los despertaron. Ford, aún medio dormido, se negó a abrir los ojos, así que fue Bill quien se levantó con un suspiro para ver quién los interrumpía tan temprano. Al abrir la puerta, encontró a una de las empleadas de la casa, que le habló en voz baja. Ford, entre sueños, alcanzó a escuchar la conversación. La mujer le daba instrucciones a Bill: que ambos debían arreglarse y bajar a desayunar, ya que los señores Cipher los esperaban en el comedor.
Bill cerró la puerta con cuidado, dándose la vuelta para ver a Ford, que seguía medio enterrado entre las mantas. Regresó a la cama e intentó despertar a Ford, pero este seguía inmóvil y ajeno a sus esfuerzos.
Probó con sacudidas y llamadas suaves, pero nada parecía funcionar. Ya un poco molesto Bill le dice —Ya se que estás despierto Stanford, así que levántate— Ford solo sonrió y sin abrir los ojos le dijo con sarcasmo —solo voy a abrir los ojos si me das un beso de amor—
Bill rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír también, acercándose lentamente.
—¿Qué? ¿Ahora eres un princeso de Disney? — replicó Bill, claramente divertido pero con un toque de exasperación en su voz.Stanford, sin decir una palabra, simplemente asintió con una expresión de falsa seriedad, lo que indignó aún más a Bill, quien cruzó los brazos con fingida molestia.
—¡No puedo creerlo! — protestó Bill, aunque una sonrisa se le escapaba.
El Omega, al ver que Ford seguía sin abrir los ojos, decidió tomarle la palabra en serio.—Está bien, si así quieres jugar, jugaremos—acercándose lentamente le susurró en su oído—. Pero te advierto que serán mis reglas.
Ford apenas tuvo tiempo de procesar lo que le había dicho, cuando sintió que este lo empujó dejandolo recostado en su espalda y luego, Bill hizo algo que casi lo llevó a abrir los ojos, pero se contuvo cuando sintió cómo su pareja le cubría estos con su mano. Se sentó a horcadas en su abdomen, mientras seguía cubriendo su vista, se inclinó y le susurró al oído— No abras los ojos ahora, Fordsy. Vamos a ver cuánto puedes aguantar. Pase lo que pase, no abrirás los ojos ¿Entendido?— Ford asintió queriendo saber que era lo que iba a hacer.
El omega comenzó a darle pequeños besos suaves en las mejillas, después, subió a su frente, dejando una serie de besos cálidos. Besó cada párpado con ternura, bajó hacia su nariz y, justo cuando parecía que iba a besar sus labios, cambió de dirección y regresó a sus mejillas, continuando su recorrido hacia la mandíbula. Levantó la mirada y al ver que Ford era obediente y no abría sus ojos, sonrió y volvió a su trabajo, bajando por su cuello, besando lentamente cada centímetro de éste, empezó a dar besos con la boca abierta, y cada beso era más húmedo y pasional que el anterior. Luego de un rato saco un poco su lengua, lamió justo desde la nuez de Adán, hasta la barbilla, sintiendo como el cuerpo del contrario se tensaba con un escalofrío y escucho como soltaba un pequeño gemido, eso lo animo a seguir besando, succionando de vez en cuando, pero sin mucha fuerza para no dejar marcas visibles.
En la habitación solo se escuchaban los suaves besos y los jadeos de Ford, que le costaba mucho más mantener los ojos cerrados, mientras apretaba las sábanas y se retorcía debajo del cuerpo de su novio, por todas las sensaciones que lo abrumaban. Bill, bajo un poco más hacia la clavícula y allí, besó, mordió y succionó un poco fuerte dejando una marca que se le quitaría en unos días. Olvidándose completamente de su auto promesa de no dejarle marcas en casa de sus padres, luego se encargaría de eso.
Finalmente, se incorporó, para admirar su trabajo, empezó viendo el chupete que le dejó, subió su mirada por el cuello brillante por su saliva, su boca roja por las mordidas que callaban sus suspiros estaba entreabierta respirando erráticamente y al ver que seguía con los ojos cerrados tomó su rostro y se acercó, cuando estuvo a centímetro de su boca se detuvo y habló sobre sus labios— Que buen chico. Creo que llegó la hora de ese beso de amor verdadero.— Acarició suavemente la nariz de Ford con la suya antes de inclinarse y besarlo con fuerza, transmitiendo todo lo que sentía en ese momento. Y aprovechando el jadeo que soltó por la sorpresa, metió su lengua, explorando toda su boca con pasión, Ford, intentó seguirle el beso, pero solo se quedó en eso, un intento. Jamás se habían besado de esa manera, así que solo se dejó besar, soltó las sábanas y subió su manos a la cintura de Bill y de ahí se sostuvo, acercándolo más.

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Omega de oro
FanfictionEn su primer día en la universidad, Ford accidentalmente derramó café sobre un desconocido. El extraño, con una sonrisa amable, aceptó el pañuelo ofrecido y se fue. Al ver su rostro hermoso, Ford quedó profundamente impresionado. En ese instante, n...