Esa noche, Ford caminó con Bill hasta la puerta del cuarto que él rubio compartía con Pyronica. Ambos estaban radiantes, Bill sentía un calor especial en su pecho, un calor que se intensificó cuando al despedirse, Ford besó su frente con devoción pura.
Al entrar al cuarto todavía en las nubes, Bill fue bajado de su éxtasis por el grito entusiasta de su querida compañera del caos. "¡Cuéntame todo, Billy!" exclamó Pyronica emocionada, saltando hacia él.
Bill, aún con la emoción reflejada en su rostro, asintió con una sonrisa. "Ya es oficial. Ford y yo somos novios."
Pyronica no pudo contener su alegría. Soltó un grito de felicidad y abrazó a Bill con fuerza, llenándolo de besos en la cabeza. "¡Estoy tan feliz por ti, Billy, y por Fordsy también!" repetía, radiante.
Bill sonrió, sintiéndose más amado y más agradecido que nunca le dijo"Gracias por todo, Pyro. No lo habría logrado sin tu ayuda."
"No hay nada que agradecer, eres muy importante para mí, sabes bien que por ti quemaría todo este lugar" respondió viendolo a los ojos.
"Y yo por tí el mundo"
Se abrazaron con todo el amor que se tenían.
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Ford al regresar a su cuarto, llevaba una sonrisa enorme en el rostro, incapaz de contener su felicidad.
McGucket, quien estaba acostado pero aún despierto, se incorporó al verlo entrar. "¿Y cómo te fue?" preguntó con una sonrisa traviesa.
Ford, aún sonriendo, respondió: "¡Ya somos novios, Fiddle!"
McGucket lo felicitó con una risa sincera, dando una palmada amistosa en la espalda de Ford. "Sabía que lo lograrías, Ford. Estoy muy feliz por tí amigo"
Ford, emocionado, le agradeció a su amigo, reconociendo que, de no haber sido por él, no se habría animado a hablar con Bill en la biblioteca. Ambos rieron, bromeando sobre cómo Ford le debía un gran favor a McGucket por haberle dado el 'empujón'.
La noche transcurrió en paz, y Ford se fue a dormir con la satisfacción de haber dado un gran paso en su relación con el chico de ojos dorados.
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A la mañana siguiente, el campus universitario parecía el mismo de siempre, pero para los enamorados, el mundo se sentía completamente diferente. Se encontraron en la cafetería, donde Ford ya había apartado una mesa para ambos.
Cuando Bill llegó, se lanzaron una sonrisa cómplice antes de sentarse juntos."¿Qué tal dormiste, Sixer?" preguntó Bill con una voz suave, su tono reflejando la cercanía que habían ganado la noche anterior.
"Espléndidamente Musa" respondió Ford, utilizando el apodo que tanto significaba para ambos. "¿Y tú?"
Bill asintió con una sonrisa pequeña pero sincera, una que dejaba a la vista ese hermoso lunar en su mejilla, un detalle que siempre lograba acelerar el corazón de Ford. "No podría haber descansado mejor."
Mientras desayunaban en un silencio cómodo, el tipo de silencio que solo las almas profundamente conectadas pueden compartir, Ford no podía apartar la mirada de Bill. La luz matutina jugaba con su cabello dorado, dándole un brillo casi celestial, y sus ojos resplandecían con una calidez que derretía cualquier rastro de duda en el corazón de Ford. Cada línea, cada curva del rostro de Bill, especialmente ese pequeño lunar, era un recordatorio constante del amor inmenso que sentía por él. En ese momento, Ford supo que todas las pruebas y tribulaciones los habían llevado precisamente allí, donde el amor que compartían brillaba más intensamente que el sol que iluminaba la mañana.
Después del desayuno, Ford acompañó a Bill hacia su clase, conversando tranquilamente hasta que se encontraron con Pyronica en el camino. Ella los observó con una sonrisa que tenía un toque de amenaza, como si pudiera leer sus pensamientos más íntimos. "¡Miren a los tortolitos! ¿Cómo va la vida de pareja?" preguntó con un tono burlón.
Ford y Bill intercambiaron una mirada, y Bill respondió con una risa despreocupada. "Va muy bien, gracias por preguntar, Pyro," contestó, su tono ligero.
Pyronica, con una expresión que mezclaba diversión y peligro, levantó una ceja. "Solo quiero asegurarme de que cuides bien a mi Billy. Si no, ya sabes que estaré detrás de ti," dijo, su voz grave y seria, haciendo que Ford sintiera un escalofrío recorriendo su espalda. Aunque sabía que Pyronica nunca le haría daño realmente, el peso de su amenaza no era algo que Ford tomara a la ligera.
Pero antes de que Ford pudiera responder, Bill se inclinó hacia él, notando con diversión el leve temor en sus ojos. "Relájate, Pyro solo está jugando. Además, mi dulce Fordsy es un alfa tan adorable que no lastimaría ni a un mosquito." Bill bromeó, dándole un golpecito en el hombro mientras Pyronica estallaba en una carcajada, disfrutando del momento.
Ford sonrió, tratando de ignorar la incomodidad que todavía sentía, y asintió. "Lo haré, puedes contar con eso," dijo, sabiendo que aunque su vínculo con Bill y Pyronica era fuerte, la chica siempre mantendría una vigilancia protectora sobre su amigo de la infancia.
A medida que avanzaba el día, Ford y Bill se encontraron separados por sus respectivos horarios académicos. Mientras Bill estaba en su clase de psicología infantil, Ford se concentraba en vectores.
Aunque no podían verse, ambos tenían al otro en mente. Ford, nervioso pero emocionado, no podía dejar de pensar en lo que el futuro les deparaba. La idea de explorar esta nueva relación lo llenaba de una mezcla de anticipación y felicidad. Del mismo modo, Bill, aunque concentrado en lo que sus licenciados le decian, sonreía para sí mismo, ansioso por los momentos que compartirían ahora que sus caminos estaban entrelazados.
Cuando el día terminó, Ford se encontró caminando de regreso a su habitación junto a McGucket, quien no dejaba de felicitarlo por el éxito en su relación.
"Te lo dije, Sixer" dijo McGucket, dándole una palmada en la espalda. "Solo necesitabas un pequeño empujón."
"Sí, y te lo agradezco mucho, Fiddle. De verdad que no sé qué habría hecho sin ti."
McGucket sonrió. "Bueno, al menos ahora sé que me debes una buena comida. Ya veremos cuándo la cobro."
Ford rió, sintiéndose más agradecido que nunca por tener de amigo a alguien como McGucket. A medida que avanzaban, su mente no podía dejar de pensar en lo que el futuro les deparaba, y cómo cada día con Bill sería una nueva oportunidad para fortalecer el lazo que compartían.
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Holaaa aquí está el otro cap ✨
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Nos vemos en otro cap ✨ 💚
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Omega de oro
FanfictionEn su primer día en la universidad, Ford accidentalmente derramó café sobre un desconocido. El extraño, con una sonrisa amable, aceptó el pañuelo ofrecido y se fue. Al ver su rostro hermoso, Ford quedó profundamente impresionado. En ese instante, n...