El humo

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Música sugerida para leer el capitulo: "La tormenta - 3er movimiento del verano, Vivaldi".

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De pronto comienza a salir humo por debajo de la plataforma de madera en la que todos están parados y también desde el techo. Unos pequeños apliques que Conrado ha distribuido estratégicamente dejan a las palomas sin espectro visual, pero eso no las va a detener. De las mangas comienzan a lanzar unos afilados picos de plata que vuelan por todas partes. Nira alcanza rápidamente a agarrar a Conrado de una manga y lo lanza hacia ella. Uno de los picos ha pasado muy cerca de él, pero ambos están a salvo. Todavía le duele el hombro y tiene el pie inflamado, pero no hay tiempo que perder. Las palomas, que están furiosas, redoblan la apuesta, comenzando a lanzar su típico aullido gutural. Usado como señal de alerta, también sirve para aturdir a sus enemigos. Nira y Conrado caen al suelo, agarrándose las cabezas. Por suerte, la poca visibilidad y el humo les dan una relativa protección, pero no va a durar mucho. Están casi inmovilizados.

—¡Jade! ¡Ayuda! —Grita Nira, mientras intenta alcanzar el botón cuadrado de su muñeca derecha, que titila violentamente sin lograr la conexión auditiva digital.

-Accediendo a los auriculares de Nira y los lentes modulares de Conrado-

-Ingresar contraseña-

—¡Estoy en eso chicos! Dos segundos... —Responde Jade.

De pronto Nira siente que un brazo se posa sobre ella y la levanta a casi dos metros de altura. Una de las palomas la ha encontrado tendida en el suelo. El grito gutural es ensordecedor. Intenta zafarse, pero con el aturdimiento es imposible tener equilibrio y ser consciente de sus sentidos. Como puede, con su mano izquierda, alcanza a golpear a la paloma. Tiene un casco duro, aunque por fuera pareciese no mas que un colchón de plumas. La paloma la suelta gimiendo y cae nuevamente al suelo.

—¡Dos segundos chicos, denme dos segundos!

-Contraseña incorrecta-

Conrado ha desaparecido, o al menos Nira no tiene ni idea de donde está. Antes de que la agarraran estaba a su lado, pero al caer no había señal del niño.

—¡Aquí está el pequeño! —Grita una de las palomas.

Como el sonido de los gritos guturales es demasiado agudo, las voces graves del grupo de criminales pueden escucharse claramente. Confundida y desorientada, Nira intenta levantarse como puede. Con una mano corre algo del humo, que todavía sigue saliendo a raudales y espeso y aprieta un botón en su pie. Cae de cuclillas, al tiempo que una onda de aire expansiva sale desde su pecho. Por un breve fragmento de tiempo, el humo que todo lo rodeaba se corre, generando una especie de pasillo. Al fondo, un pequeño muñequito de pelo amarillo lucha por soltarse de gruesas manos, que lo sueltan al recibir la onda. Al instante vuelve a cerrarse todo y a espesarse el ambiente.

-Sistema desbloqueado, puede manipular sistema auditivo.-

—¡Vamos! —Dice Jade, emocionada y feliz, que a cientos de kilómetros se encuentra moviendo sus manos a una velocidad increíble. Sus dedos a penas se diferencian los unos de los otros por la rapidez. En el aire teclea entonces varios códigos y le da a Nira la posibilidad de conectar sus auriculares al sistema auditivo y anular los sonidos guturales de las palomas. Al mismo tiempo hace que los lentes modulares de Conrado se deslicen hasta sus oídos, convirtiéndose en barreras naturales del sonido. De igual manera, ingresa al mundo digital de ambos, dándoles visión intramolecular. Ambos pueden ver a través del humo.

Conrado se levanta de pronto, se limpia la tierra de la chaqueta y activa sus ondas de choque corporal. Después comienza a correr a toda velocidad hacía las palomas que tiene cerca. Con un suave roce de su cuerpo deja a tres de ellas electrificadas, que caen al instante en el suelo, haciendo movimientos espasmódicos. De la misma forma, lanza unos pequeños artefactos, parecidos a bolitas, que están electrificados. Las palomas que están cerca no pueden acercarse sin electrocutarse también. A unos metros, Nira no pierde el tiempo y comienza a saltar como si estuviera deslizándose por los techos, al tiempo que derriba de dos puñetazos y una patada certera a dos palomas más. Ella no tiene ondas de choque, pero si una increíble fuerza. El sonido de los golpes apartando con potencia las armaduras emplumadas es embriagador para ella. La adrenalina ha subido de pronto a niveles máximos en su cuerpo, pero tiene un problema, es adrenalina natural.

El aire comienza a esclarecerse. Los apliques de humo han dejado de funcionar por alguna razón y Nira y Conrado se acercan el uno al otro, hasta quedar en medio del taller. Las palomas que quedan en pie empiezan a tener una mejor visión y cuando se dan cuenta de donde están comienzan a correr hacía ellos. Nira agarra entonces a Conrado de los brazos y comienza a hacerlo girar por el aire. Un rápido pestañeo y las botas han empezado a tener electricidad. Dos palomas vuelan por los aires, mientras una se abalanza al los pies de Nira, haciendo que ella y Conrado caigan al suelo.

—¡Jade! Mis apliques de humo no funcionan. —Gime Conrado, desde el suelo.

—Intento rastrear la señal Cocón, pero por alguna razón no logro reactivarlos desde acá. Alguien está usando algún tipo de inhibidor, ¡estoy en eso!

-Acceso denegado-

Nira vuelve a levantarse, mientras la paloma que estaba en el suelo hace lo propio con rapidez. Es el líder, o supuesto líder. Ese hombre de tez blanca y altura intimidante que la mira levantando una ceja, amenazante. No pasan muchos segundos hasta que ambos empiezan a repartirse golpes a toda velocidad, sin que ninguno pueda tocar al otro ni una sola vez. Conrado, que ya se ha levantado, está lanzando ondas expansivas a las palomas que intentan acercarse a él y al mismo tiempo salen de una de sus manos pelotas electrificadas.

-Accediendo al sistema eléctrico de los apliques-

—¡Chicos! ¡Estoy cerca!

—Eso me vendría muy bien. —Contesta Nira, que sigue recibiendo golpes, atajándolos y devolviéndolos sin ningún descanso.

De pronto, en su muñeca izquierda, comienza a titilar el circulo de oxigeno. Ella no se ha dado cuenta, pero respirar el humo, tener la adrenalina al máximo y el sobre esfuerzo en la pelea han acabado con casi toda su reserva. La paloma se da cuenta al instante, porque el círculo titila violentamente y él alcanza a verlo, por lo que deja de intentar golpearla. Unos metros más atrás y casi al mismo tiempo, Conrado se queda sin ondas expansivas y electricidad y es atrapado por dos palomas, que hacen un esfuerzo sobrehumano por mantener controlado al pequeño. Cuando se enoja puede ser una tormenta imposible de frenar.

—Creo que esto es el fin. —Contesta la paloma, mirando a Nira, mientras ella cae de cuclillas, comenzando a experimentar los síntomas de ahogamiento por falta de oxigeno.

-Acceso concedido, sistemas nuevamente en línea-

—¡Lo logré! —Grita Jade, al tiempo que los apliques de humo vuelven a funcionar y de pronto todo el taller se llena de humo nuevamente.

—Jade... —Susurra Nira.

—Me parece que el humo ya no importa. —Dice la paloma, agarrando a Nira del pelo, que esta desplomándose. —Perdieron.

—Meow... —Se escucha repentinamente.

De pronto, una sombra anaranjada comienza a deslizarse por el humo espeso como si fuera una flecha. Literalmente, ha aparecido de la nada misma. No es un hombre, tampoco un animal, pero si un poco de ambos. Repentinamente se van formando bucles de aire alrededor de todo el salón del taller y a escucharse fuertes rasgidos. Una a una comienzan a caer todas las palomas, entre fuertes gritos de dolor. El líder, que no entiende que es lo que está pasando mira atónito a su alrededor. Cuando vuelve la cara a Nira, ya no es ella quien está en frente, de cuclillas, sino un hombre con cabeza de Gato. Lo último que ve, que escucha o siente es un zarpazo certero en la cara, que queda marcada con tres grandes tajos. Al instante cae inconsciente al suelo...

NIRA en DeadpunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora