Un aliado

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Música sugerida para el capitulo: "Varien - Monarch Butterfly".

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—Entonces creo que tendremos que divertirnos. —Responde el gato. Cierra los ojos e inspira con suavidad. Después se hace un corto silencio, de milésimas, anteriores al desastre.

De un segundo al otro los dos zorros y el gato se abalanzan sobre él. Catusalém, que ha desplegado las garras al instante y tiene muy cerca de su mano derecha los botones para accionar los propulsores hace lo propio. Los apliques de los pies se accionan y de pronto sus botas se ponen rojas y todo el suelo se llena de humo. El gato es impulsado hacia arriba a toda velocidad, al mismo tiempo que tres pares de garras pasan por debajo de él. Son demasiados, pero no ha huido jamás de una pelea. La propulsión hace que dé una vuelta en el aire y caiga sobre la mesa, quebrándola en dos. Como si fueran proyectiles, las botellas y los brebajes salen despedidos hacia las paredes, manchándolo todo y llenando de colores neón el entorno. El zorro que aquellos malvivientes mantienen como mascota sale disparado por un agujero en una pared. Está prohibido que los seres interespecie tengan mascotas.

—¡No tienes ninguna opción maldito gato presumido! —Grita uno de ellos.

Catusalém acciona otro de los botones y una bomba de humo sale de su brazo derecho. Explota al instante, causando confusión en sus adversarios. Para cuando al bomba ha explotado el gato ya tiene activada la visión periférica y salta hacia los enemigos a toda velocidad. Como una ráfaga de viento va saltando de pared en pared, con las garras abiertas y afiladas. Las bolas de pelo vuelan en todas direcciones y los rastros de sangre también. El humo comienza a dispersarse y los tres, apostados en una esquina, comienzan a responder al ataque. Saltan los gatos, corren los zorros. Aparecen mordidas y rasguños. Una vez más Catusalém lanza una bomba de humo, pero los tres ya han accionado sus visiones periféricas, así que pueden tener mejor defensa. En uno de los zarpazos cruzados uno de los zorros golpea el rostro de Catusalém, desestabilizándolo. Cae al suelo y se toca el rostro, tiene sangre.

Es tal la velocidad de acción que tienen los animales interespecie, que la lucha se diría está ocurriendo en cámara rápida. Los dos zorros se abalanzan sobre el gato herido en el suelo y el gato vuelve a accionar los propulsores, volando a toda velocidad hacia una pared. Vuelan más bolas de pelos por los aires y se escuchan los maullidos a todo volumen. Como los propulsores han sido un recurso desesperado de último segundo, la dirección que toma el gato es completamente arbitraría. Con toda la espalda golpea un aparador lleno de bebidas y comienzan a volar pedazos de vidrio. Uno de los grandes relojes se resiente por la vibración y cae al suelo. Golpeado, herido y con dolor, Catusalém se levanta al instante y se pone en guardia. Desde todas direcciones comienzan a llegar zarpazos. Uno a uno los recibe con dureza y los devuelve el doble de rápido. Sus afiladas uñas realizan varios cortes en los adversarios, pero al mismo tiempo los cortes llegan hasta él.

Una última propulsión lo libera del rincón sin salida en el que estaba y cae cerca de otro de los relojes, que ha caído instantes antes. Un rápido movimiento de manos y le pega una de las bombas de humo lanzándolo hacia los enemigos. Antes de que llegue a golpearlos, o más bien ellos lo desvíen, el gato acciona la bomba. El reloj explota y, cargado de humo, el aire se llena de pedazos de vidrio, de bronce y de filosas manecillas. Gran parte de lo que ha explotado llega hasta uno de los zorros, que cae al suelo inconsciente. Catusalém se protege el rostro y el cuerpo con su maltrecho saco, pero una de las manecillas del rejo va a dar justo a su pie, clavándose profundo. Sin pensarlo dos veces lo toma con las garras y se lo saca.

—¡Ahhhhg! ¡Maldición! —Maúlla.

El otro zorro y el gato no están dispuestos a ceder ni un ápice de terreno y corren a toda velocidad hacia Cat. Al primero se lo saca de encima con un certero golpe de puño y va a parar a uno de los aparadores llenos de bebidas. La acción y el dolor que tiene le restan muchísima velocidad, por lo que el segundo le da directamente entre las costillas, cortándole por preciadas milésimas de segundo la respiración. Meow cae al suelo, boca arriba y el otro gato llega hasta él, colocando un pie sobre su pecho.

—No más saltos ni propulsores gato. Eres bastante escurridizo. —Le dice.

—Cr... cre... creo que... una... una más. —Solloza Catusalém, moviendo con dificultad su mano y levantando el dedo índice.

En un rápido movimiento, levanta su rodilla y su pie, colocándolo en posición del gato. Su mano derecha acciona un botón y ambos son despedidos. Catusalém a unos metros por el suelo, el otro gato directamente al techo, haciendo que parte de los tirantes se quiebren y crujan. Al caer el otro gato nuevamente al suelo se escucha otro crujir. Es probable que no solo el techo se haya quebrado. Entonces la parte superior del cuarto comienza a chirriar peligrosamente y todo el cuarto comienza a moverse. Los relojes que quedaban en pie caen al suelo. Cat permanece tirado, golpeado e intentando recuperar la respiración. El zorro que estaba inconsciente empieza a recuperar el sentido y levantarse. El zorro que fue a parar al aparador con bebidas también se incorpora y se dirige al gato, apretándose los intercostales.

—O sales con nosotros, o te quedas aquí dentro gato. —Dice uno de los zorros, señalando al techo, que sigue crujiendo. De un momento a otro todo se desplomará y caerá sobre ellos.

Catusalém sabe que la pelea está perdida, pero ha dado una increíble batalla. Si no deja que los zorros lo saquen, morirá dentro. Finalmente tendrá que enfrentarse a Marion. No solo eso, tendrá que enfrentarlo herido y lastimado, sin propulsores ni más bombas de humo. Catusalém asiente y uno de los zorros se aproxima a él. El gato le extiende la mano, pero antes de que ambas puedan juntarse otra increíble ráfaga de color marrón pasa sobre ellos, lanzando al zorro a toda velocidad contra una pared. Al instante cae inconsciente, el golpe ha sido durísimo. La ráfaga desaparece al instante y se convierte en una sombra. El otro zorro mira hacia todos lados, asustando.

—¿Quién es? ¡¿Quién es!? —Grita, desesperado.

La sombra se apersona de pronto detrás de una viga y de un rápido zarpazo hace que el zorro vuele por los aires. Antes si quiera de que toque el suelo la sombra se extiende hasta él y vuelve a golpearlo dos veces más. Cuando cae, también esta inconsciente. Catusalém está sorprendido por la velocidad, pero asustado de que él sea la siguiente presa. Sin darse cuenta, aparece delante de si una mano peluda, extendiéndose. Al seguir la mano, se encuentra con la sonrisa inconfundible de su amigo Lupo, el zorro.

—No me des créditos, tu ya los habías dejado lo suficientemente lastimados. Amigo, no he visto jamás que un gato le gane a dos zorros. ¡Vamos! —Le dice, agarrando fuerte su mano.

Ambos salen rápidamente fuera del cuarto de esa derruida casa, mientras los techos siguen crujiendo y alcanzan a llegar a la pérgola de salida, justo en el instante en el que todo se desploma.

—Sí que montaste tamaño desastre. —Le dice el zorro a Catusalém, mientras lo ayuda a caminar, pasando uno de los brazos del gato por su hombro.

—No tenías que volver. —Solloza el gato, mientras intenta mover el pie lastimado por la manecilla del reloj. —Marion ira tras de ti.

El zorro se ríe, mientras saca de su bolsillo un pequeño implante y se lo coloca al lado de los auriculares.

—Marion esta tras de mi hace mucho tiempo amigo. Tenemos que irnos. Es probable que en poco tiempo lleguen más zorros, o lo que es peor, una manada de esos malditos perros. ¿A dónde está tu refugio?

NIRA en DeadpunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora