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Música sugerida para el capitulo: "What Mama Said - Manuel Rivera".

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Thania mira violetamente a Nira, esperando que dé el próximo paso. Todos se mantienen en completa quietud. Detrás de ella, los mineros esperan pacientes a cualquier tipo de señal u orden. Catusalém, que todavía está algo golpeado y herido, decide que si la líder les pide quedarse van a quedarse, aunque eso signifique ponerse en un inmenso peligro otra vez. La sombra del zorro vigilante entre los edificios ha desaparecido. Conrado tiene los botones dispuestos en sus manos con la intención de utilizar todo el arsenal si es necesario. En el aire parece flotar la paz antes de que se desencadene la tormenta.

—Esto es entre tú y yo. —Grita Nira, mientras sus ojos parecen prenderse de violeta.

—Con todo el gusto. —Le contesta Thania. Pero mis amigos tendrán que buscar con que divertirse. —Contesta, mirando atrás sobre su hombro.

Nira, que permanece expectante y tiesa, comienza a sentir un pequeño temblequeo en sus piernas. Es miedo, pero no puede retroceder. No está dispuesta a dar el brazo a torcer. Esa mujer tiene algo contra ella y no parará hasta descubrir que es. Eso lo sabe, pero no puede dejar que sus amigos estén en medio de una pelea o un conflicto que parece no ser de ellos. Nira mira a su derecha y ve a Catusalém, golpeado y cojeante. A su izquierda el pequeño muñequito rubio, preparado para la pelea, dispuesto a todo.

—No es necesario que se queden. —Murmura ella.

—Estamos contigo Nira. —Maúlla el gato.

Conrado no es necesario que diga nada. A penas escucha al gato se pone en posición de pelea. Nira sabe que para ellos es muy peligroso, pero han tomado su decisión y ella también. No hay más tiempo que perder. El pequeño y Catusalém se miran y con un par de señas entienden cuales son los pasos a seguir. Nira mira hacia abajo, después se mira las manos. Manos oscurecidas, curtidas de tanto trepar, de tanto golpear. Después mira la increíble y nacarada piel de la mujer que esta frente a ella, a unos metros. Suspira...

—Que los dioses estén conmigo. —Se dice para si misma y después hecha a correr en dirección al taller que lleva sobre el portón el numero 2.

Del otro lado, Thania sonríe. Esta sumamente complacida. Solo realiza un movimiento con sus dedos y los mineros reciben la señal de que deben atacar de inmediato. Cuando Nira está a unos metros de llegar a Thania, que permanece completamente quieta, los mineros pasan por su lado. Son demasiados. No la miran, parecieran no percatarse de su presencia. Ella los escucha respirar y antes de llegar a la mujer alta de pelo rojo y ojos celestes, sabe que ha cometido una equivocación. Pero es demasiado tarde ya. A unos centímetros de la gigante despliega con todas sus fuerzas su puño izquierdo, frenando en seco con sus piernas y arqueando su cuerpo para darle al golpe más estabilidad y fuerza.

Thania logra despejar el golpe con el brazo, que Nira siente fuerte y macizo y se enzarzan en un ida y vuelta de puños. Las ropas azules de la mujer de pelo rojo se mueven al compas de los movimientos, que son increíblemente ligeros y Nira recibe dos golpes en el rostro, pero le devuelve uno en el estomago, haciéndola retroceder unos centímetros.

—No peleas bien, pero eres fuerte, maldita adicta. —Dice Thania.

Nira vuelve a contraatacar y agarra a Thania del brazo izquierdo, haciéndola girar con la intención de que caiga, pero la mujer es demasiado fuerte y grande. Baja la rodilla, estabilizando el torso y en un increíble cambio de ritmo da un medio giro con su cuerpo, sosteniendo a Nira. La líder pasa por encima suyo y es empujada unos metros. Sale despedida al suelo, chocando con su espalda en el frio piso. Una mueca de dolor cruza por su rostro, que permanece ensangrentado por los golpes. Como puede se incorpora apoyando el codo en el piso.

Unos metros más allá, los mineros comienzan a lanzar varillas de carbón a Catusalém y Conrado, que usan los pequeños expansores en las muñecas para cubrirse y activar los drones. Las maquinas voladoras llegan con rapidez y van golpeando con fuerza los cuerpos envueltos en metal y trapos de los hombres, pero son demasiados. Catusalém comienza a saltar ágilmente sobre algunas cabezas y Conrado acciona las bombas de humo, para que vuelen hasta donde esta él. Tres mineros agarran de pronto al pequeño, sosteniéndolo de sus brazos. El gato golpea a otros dos y su pierna lastimada se resiente al recibir una varilla de carbón. Cae al suelo. Unas milésimas de segundo después llegan las bombas de humo, comenzando a explotar en lugares estratégicos. Conrado queda libre nuevamente y algunos de los mineros vuelan por los aires, igual que sus cascos. Catusalém se incorpora y se coloca los propulsores, que los drones han traído consigo. Cuatro mineros más se tiran sobre él. Un clic y todos los cuerpos salen despedidos, incluido el gato. Comienzan a encenderse columnas de fuego, por la implosión de las varillas.

Nira se levanta con más voluntad que poder y se queda mirando a Thania, que reposa tranquilamente en su lugar. Las manos de la líder están llenas de magulladuras y raspones. Una vez más corre hasta la gigante y comienzan a lanzarse paulatinamente golpes. Los de Nira no llegan a destino, ninguno. Los de Thania la golpean con fuerza, pero lo resiste. En un giro improvisado de Nira, para agarrar fuerza y causar confusión, lanza su puño izquierdo con toda su fuerza. Thania hace exactamente lo mismo y ambas manos chocan, generando un gran estruendo. La mano de la mujer de pelo rojo esta intacta, en la de Nira se han quebrado varios huesos. La líder cae de rodillas, agarrándose la mano y lanzando fuertes aullidos de dolor.

—¡Nira! —Grita Conrado, mientras intenta sacarse dos mineros de encima, que termina electrocutando con dos ondas electromagnéticas de sus hombros. Tres más llegan. Vuelan varias varillas por los aires e implosionan generando más fuego.

Catusalém también está rodeado y aunque no tiene posibilidades de éxito, mantiene las garras preparadas para pelear. Antes de que una horda de hombres se le tiren encima se escucha un ruido seco. De pronto, como un destello pasando a toda velocidad, una chaqueta marrón comienza a golpear rostros y piernas y muchos cascos vuelan por los aires.

—¡Lupo! —Maúlla Catusalém.

—No solo a ti te gustan las entradas triunfantes. —Dice Conrado. —¡Hay que ir por Nira!

La agilidad y el movimiento casi coreográfico del zorro hacen un interesante contrapunto con el sonido de cuerpos cayendo. Más mineros parecen estar saliendo de la nada, entre la confusión del fuego, el humo y los golpes. Catusalém da entonces un salto coordinado y voltea a dos mineros más, corriendo hacia el taller. Conrado enciende su chaqueta magnética y corre hacia el tumulto en el que Lupo está rodeado de hombres...

—Hasta aquí está bien niña. Has peleado bien. —Dice Thania, con suma frialdad.

Entonces agarra el otro brazo de Nira, el sano, y lo estira. La líder permanece sollozante, con la cara llena de sangre y las lagrimas que le caen sin cesar. En su rostro el terror y el dolor, a demás de los dientes apretados. Repentinamente, saliendo entre una columna de humo, aparece Catusalém, lanzando un rápido zarpazo a la gigante. Thania gira fuertemente el brazo derecho y aunque recibe los arañazos, que le marcan todo el brazo de un trazo rojizo, golpea al mismo tiempo el rostro del gato. Tal era la velocidad de él y tal la fuerza de ella que el hombre mitad animal cae a unos metros, completamente inconsciente. Después Thania se da vuelta y mira nuevamente a Nira. Todavía la sostiene del otro brazo. Vuelve a estirarlo y con el mismo brazo que ha noqueado a Catusalém y que esta lleno de sangre, la golpea entre la muñeca y el codo. Un "crack" resuena en todo el entorno. El hueso se ha quebrado en dos. El cuadrado que contiene el arranque del sistema operativo del mundo digital de Nira está roto también. Thania la suelta y Nira cae inconsciente.

—Llévense a Nira y al gato. —Dice Thania. —A los otros dos suéltenle los perros. ¡Ahora!

Los mineros se dispersan rápidamente y Conrado y Lupo quedan en medio de varios montículos de humo, confundidos y lastimados. Lo último que ven es un resplandor acercándose entre las columnas de humo y a demasiados ojos rosados brillando intensamente...


NIRA en DeadpunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora