Acebo y Tejo (Traducción)

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Resumen:
Harry y Tom visitan a los Greengrasses

Notas:
LA GUERRA (38-47)
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Harry presionó sus labios contra el dorso de la mano de Lady Greengrass antes de estrechar brevemente la mano de Lord Greengrass. Luego se inclinó ante ambos como le había enseñado Astrid, con una pierna en posición vertical detrás de la otra, su mano derecha desplegando el dobladillo de su túnica, una suave inclinación en la cintura y la mirada hacia abajo. Tom hizo lo mismo.

—Estamos muy contentos de conocerte —dijo Harry sinceramente, una vez que se enderezó.

Lady Greengrass sonrió. Su magia era como la de sus hijas, como una nube y elegante, con el silencioso potencial de una tormenta.

“Estamos simplemente encantados de conocerte”, dijo.

—Encantado —repitió Lord Greengrass, también sonriendo. Su magia era tan suave como las gotas de lluvia al caer sobre las hojas.

Astrid le dio un gran pulgar hacia arriba y le sonrió desde detrás de sus padres.

“Les traemos una pequeña muestra de nuestro agradecimiento”, dijo Tom, mientras ofrecía con cuidado las orquídeas en macetas. Eran pálidas y cremosas con toques de violeta y rosa.

“Orquídeas. ¡Qué hermosas!”, dijo Lady Greengrass. “Estas iluminarán nuestro rincón de lectura a la perfección”.

A continuación, Harry ofreció el té Sencha. Las hojas estaban envasadas en una lata de acero inoxidable, con un estampado que parecía ondas onduladas.

—Té verde —dijo Lord Greengrass, sonando sorprendido mientras aceptaba la lata.

—Greta mencionó que compartís una taza de café juntos todas las mañanas —explicó Harry—. Esperamos que te resulte muy... bueno.

La capacidad de Harry para hablar tonterías en sociedad se estaba deteriorando rápidamente.

—Y agradable —intervino Tom suavemente.

—Sí. Muy agradable —repitió Harry, aliviado—. Y de tu gusto —añadió.

Los labios de Lady Greengrass se crisparon.

"Qué considerado", dijo.

—Por favor, pase al salón —dijo Lord Greengrass.

Astrid y Greta los abrazaron rápidamente a modo de saludo antes de llevarlos a la sala de estar.

Blanchefleur, la mansión de Greengrass, era una casa de tonos crema intensos que contrastaban con maderas oscuras y elegantemente talladas. El salón principal tenía una lámpara de araña de cristal y una gran escalera que conducía al piso superior. Harry podía imaginar a Greta deslizándose por la barandilla como a veces hacía en Hogwarts cuando tenía prisa. La casa estaba llena de magia cálida y fresca, como un campo de flores. Harry podía notar al instante la diferencia en la forma en que el espacio rozaba su piel.

A lo largo del pasillo que conducía al interior de la casa colgaban retratos, todos vestidos con sus mejores galas. Debe ser un poco raro poder hablar con todos tus parientes todo el tiempo. O tal vez un poco agradable.

Los tíos de Greta estaban sentados juntos junto al fuego, murmurando entre ellos de forma indiscernible cuando entraron todos en el salón. Sus magias se entrelazaban, gotas de lluvia sobre rosas. A Harry le impactó la intimidad de la escena. Los reconoció de inmediato por sus fotos de boda.

El hombro de Tom chocó con el suyo y Harry se dio cuenta de que lo estaba mirando. Se sonrojó. Afortunadamente, los tíos de Greta no parecieron darse cuenta, se pusieron de pie y sonrieron mientras se acercaban.