Los días habían pasado más rápido de lo que la joven Uzumaki hubiera imaginado desde que aceptó el compromiso con Tobirama. Al principio, todo fue confuso. Su decisión había sido impulsada por una mezcla de emociones: el rechazo constante de Madara, la oportunidad de dejar de sentirse vulnerable, un lugar en dónde no sentirse una extraña, tener lazos que la hicieran sentirse unida a la aldea y al destino que cargaba y la inesperada cercanía con Tobirama. Sin embargo, ahora, con algo de distancia, comenzaba a reflexionar con más calma sobre todo lo que había sucedido.
Caminaba por las calles de la aldea, con las manos entrelazadas detrás de su espalda, mientras observaba los pequeños puestos de comida y a los aldeanos que iban de un lado a otro. La gente parecía seguir con sus vidas sin notar las turbulencias internas que Aisuru experimentaba. Tobirama... Sus pensamientos volvían una y otra vez al Senju. Él era distinto a lo que ella siempre había imaginado que quería. Serio, estoico, pragmático, sin una pizca de la emoción que a veces encontraba tan fascinante en otros.
Aisuru suspiró y sonrió para sí misma. Definitivamente, me gustan los chicos malos. Era como un chiste privado, uno que apenas se atrevía a admitir. Su mente no podía evitar vagar hacia Madara, el arquetipo de ese «chico malo» que tanto la frustraba. Madara lo tenía todo, pensó con una mezcla de frustración y resignación.
Su rebeldía, su imponente presencia, esa manera de mirarla que la hacía sentir insignificante y especial al mismo tiempo. Pero Tobirama... Había algo en él que también le atraía, aunque en un sentido completamente distinto. Tal vez era su determinación o la forma en que, sin darse cuenta, dejaba escapar pequeños destellos de humanidad bajo esa capa de frío control.Aisuru llevó sus dedos a sus labios, recordando el beso que compartió con Tobirama unos días atrás. No fue algo indiferente, y eso la sorprendía. Incluso ahora, su corazón latía un poco más rápido al pensar en ello.
-¿Podría enamorarme de él si le diera la oportunidad?
La pregunta rondaba en su mente mientras se apoyaba en una cerca cercana, observando la aldea bajo el cálido resplandor del atardecer.
Tal vez, si le daba tiempo... sí, tal vez podría enamorarse de Tobirama. Era lo lógico, ¿no? Estaba comprometida con él, después de todo. Suspiró y decidió dejar el tema por el momento. Ya había pasado mucho tiempo pensando en todo aquello. Quizás era hora de dejar que las cosas simplemente sucedieran. Aunque, claro, nada era tan simple cuando había un Uchiha y un Senju de por medio.
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En otro rincón de la aldea, en la oficina del Hokage, Mito y Hashirama compartían su té vespertino mientras éste último revisaba documentos. La tarde caía suavemente, pintando el cielo de tonos anaranjados y dorados. Mito, siempre serena, observaba el horizonte a través del enorme ventanal mientras Hashirama descansaba con el ceño levemente fruncido.
-Madara... -murmuró Hashirama, rompiendo el silencio entre sorbos de té-. Mi amigo es un caso perdido. Un grandísimo idiota, para ser honesto.
Mito dejó escapar una pequeña risa, su mirada aún fija en el paisaje. -Sabías que eventualmente lo dirías en voz alta, ¿verdad?
Hashirama sonrió con ironía, rascándose la cabeza en señal de exasperación. -Lo que me frustra es que sé por qué lo hace. Conozco a Madara mejor que nadie, Mito. Lo que está haciendo... todo este distanciamiento, sus decisiones, el rechazo hacia Aisuru... no es porque no sienta nada por ella. Es lo opuesto. -Bajó la mirada hacia su taza, dándole vueltas al contenido, como si allí encontrara alguna respuesta-. Se ha enamorado de ella, y eso lo aterra.
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Rojo Escarlata ➸ Madara ; Tobirama
Fanfic❝ Aisuru ama a Madara, eso es innegable. Pero Tobirama despierta en ella sentimientos tan intensos que la hacen cuestionar todo. Madara es el fuego que la consume, mientras que Tobirama es la serenidad que le da paz. La batalla interna se intensif...