࿐ ࿔*:・𝐋𝐀𝐂𝐔𝐍𝐀 | JACAERYS VELARYON no esperaba encontrar en un matrimonio arreglado lo que faltaba para llenar el espacio en su alma.
• JACAERYS VELARYON X MALE OC!
[PERSONAJE MASCULINO] •
⚠️
TENER EN CUENTA:
• por favor, lean las etiquetas y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
AMERYAN
ESE DÍA, AL IGUAL QUE LOS DÍAS ANTERIORES, NO SERÍA NADA FÁCIL DE llevar. Ameryan se encontró bastante sorprendido con su propia habilidad de actuar como si no estuviese por caer sobre sus rodillas a cada segundo. Aceptar la propuesta de Jacaerys fue aceptar estar junto a él todo el tiempo, cada minuto del día, menos cuando encontraba refugio al dormir entre esas suaves sábanas.
Sabía a lo que se estaba arriesgando, pero no sabía que ese tipo de acercamientos lo haría dudar tanto de su fuerza de voluntad. Admitir que Jacaerys era fuerte, con una belleza varonil y salvaje, no era lo mismo a sentir que su corazón amenazaba con explotar cada que Jacaerys dejaba un ligero toque en su piel.
No podía caer, no todavía.
No hasta estar seguro de que Jacaerys podría llegar a sentir lo mismo.
Si tenía la certeza de que logró enrollar al príncipe heredero alrededor de su dedo meñique, podría caer con libertad, pues tendría debajo de él la certeza de que esa caída no lo mataría, no lo destruiría completamente. Si no tenía la certeza, si caía solo, no estaba seguro de poder sobrevivir una decepción como esa.
—¿Qué precio tendré que pagar por tus pensamientos?
Qué casualidad.
Ameryan levantó la mirada de las flores que cuidaba en el jardín.
Jacaerys ofreció su mano para ayudarlo a enderezarse.
—Me temo que mis pensamientos son extremadamente valiosos —sonrió—. Ni todo el oro de Poniente podría comprarlos.
—Oh, de eso estoy seguro —asintió Jacaerys—. Sin embargo, tenía la esperanza de que fueses un poco más piadoso con tu prometido.
Ameryan fingió pensarlo.
—¿Qué me darás a cambio de mis pensamientos?
—Cualquier cosa —contestó él—. Solo debes pedirlo.
Era demasiado temprano para comenzar a jugar. Recién habían almorzado, faltaban un par de horas para la próxima comida y solo unos minutos para que tuvieran que reunirse con los demás miembros de la familia real para ir a los campos y pasar una tarde como Rhaenyra lo deseaba. Nada le aseguraba que podría terminar con ese juego si comenzaba allí, Jacaerys tenía una mirada retadora y peligrosa, una que lo incitaba a ser arriesgado, a sonreír de la forma en que lo hizo y a trazar la curva del cuello del príncipe heredero con sus dedos.
—Lo dejaré a tu criterio.
Jacaerys tomó su mano en un agarre delicado.
—Aún te debo un favor —le recordó—. No puedo evitar preguntarme cuándo me lo pedirás.
—Pues te lo seguirás preguntando, porque aún no es el momento.
¿Qué clase de tonto apresurado desperdiciaría los favores de un noble? Aún tenía los favores de todos los que venció en aquella carrera, los guardó para una ocasión especial, no todos los días uno tiene esa maravillosa oportunidad. El favor de Jacaerys le pareció especialmente tentador, tal vez podría ordenarle que se colocara de rodillas frente a él, con el pecho descubierto, para que Ameryan pudiese dibujar su figura fornida y las cicatrices de batalla.