Capítulo 3) Univisión

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Hoy es el día. Siento el peso de mi portafolio colgando de mi hombro, y por un momento me pregunto si todo esto será suficiente. Las fotos, mis trabajos, mis horas de esfuerzo... ¿serán suficientes para impresionar a Univision?

Mientras me acerco al edificio, mi corazón late más rápido. Ahí está, enorme, imponente, con su fachada de cristal reflejando el cielo gris que amenaza con lluvia. Respiro hondo, deteniéndome justo frente a la entrada, intentando calmar el remolino de pensamientos que llevo dentro. No puedo distraerme ahora. Hoy tengo que estar concentrada. La oportunidad de una vida está justo detrás de esas puertas.

Con un último vistazo hacia el cielo, me decido a entrar. Las puertas automáticas se abren y el vestíbulo de Univision me envuelve. Todo aquí es amplio, luminoso, moderno. El suelo de mármol brilla bajo la luz, y las pantallas a mi alrededor muestran las últimas noticias. Puedo oler el café recién hecho en algún lugar cercano, y veo a empleados caminando de un lado a otro, algunos con prisa, otros concentrados en sus teléfonos o conversaciones. Me siento pequeña, pero no puedo dejar que eso me paralice.

Me acerco a la recepción, intentando que mi voz suene firme.

-"Hola, tengo una entrevista con el señor Ramírez"- digo, aunque por dentro me siento como si todo mi cuerpo vibrara de nervios.

La recepcionista me sonríe amablemente y me pide que tome asiento. Camino hacia una de las sillas, tratando de mantener la calma. Mientras me siento, abro mi portafolio y reviso, por enésima vez, las fotos que traje. Son buenas. Lo sé. Pero, ¿serán lo suficientemente buenas para Univision? Mi mente sigue reproduciendo esa pregunta, una y otra vez.

No puedo dejar de pensar en todo lo que está pasando. Mi madre... las deudas, la presión de la tesis. Julia queriendo hablar conmigo. Y él... diciendo que no tuvo la culpa, que las cosas simplemente sucedieron. Pero no, no puedo dejar que eso me distraiga hoy. Me concentro. Esto es lo más importante ahora.

-"Señorita Eiza, el señor Ramírez la verá ahora"- dice la recepcionista, sacándome de mis pensamientos.

Me pongo de pie con rapidez, ajustando mi chaqueta y tomando aire profundamente antes de seguirla. El pasillo es largo y está decorado con fotografías de momentos icónicos de Univision, imágenes que han hecho historia. Intento enfocarme en cada paso, en lo que diré, en cómo presentaré mi trabajo. Finalmente, llegamos a una puerta de cristal.

Al entrar, me encuentro con el señor Ramírez, un hombre de mediana edad, cabello entrecano, y una sonrisa que, aunque amable, no me quita los nervios. Me saluda, me invita a sentarme. Su oficina es elegante, decorada en tonos neutros, con grandes ventanales que dejan ver la ciudad al fondo, ahora oscurecida por las nubes cargadas de lluvia.

-"Cuéntame sobre ti, Eiza"- dice con un tono cálido, pero sé que está evaluándome en cada palabra que diga.

Tomo aire de nuevo. Comienzo a hablar. Le cuento sobre mi amor por el periodismo, sobre cómo me he costeado mis estudios trabajando como fotógrafa, sobre mi deseo de crecer en el campo y aportar algo auténtico. Mientras hablo, veo que me escucha con atención, pero no puedo descifrar qué piensa. ¿Le estoy impresionando? ¿O está simplemente siendo cortés?

Le muestro algunas de mis fotos. Miro cómo observa cada imagen, y trato de controlar mis manos para que no tiemblen. Afuera, la lluvia comienza a golpear con fuerza los ventanales, como si el cielo también estuviera tan tenso como yo.

Cuando finalmente la entrevista termina, me siento agotada. No sé si lo hice bien. No sé si dije todo lo que debía. Salgo del edificio, y el viento frío y la lluvia me envuelven al instante. No tengo ni un paraguas, pero no me importa. Camino bajo la lluvia, empapándome mientras mis pensamientos siguen corriendo en círculos. ¿Lo logré? ¿Será esta la oportunidad que he estado esperando?

La Mujer Del Diablo© ACTUALIZANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora