Eiza, apasionada por la fotografía y el periodismo, sueña desde niña con trabajar en Univisión. Tras la muerte de su padre y la enfermedad de su madre, asume la responsabilidad de su familia, enfrentando grandes desafíos económicos. Cuando finalment...
Esa tarde, mientras intentaba concentrarme en lo que estaba haciendo, mi móvil vibró en la mesa. Al ver el nombre de Wades en la pantalla, sentí un nudo en el estómago. Me apresuré a abrir el mensaje, esperando noticias.
"Marie Clere está bien. Ya la encontramos."
Solté un suspiro de alivio y mi cuerpo se relajó. Wades había cumplido su promesa. Aunque todavía me preocupaba la situación, saber que Marie Clere estaba a salvo era un gran alivio.
Justo cuando estaba terminando de leer el mensaje, mi móvil volvió a sonar, esta vez era una llamada de Wander.
—Hola, Eiza —dijo con su tono siempre despreocupado—. ¿Qué te parece si vamos a jugar bolos esta tarde?
Me sorprendió un poco su invitación, pero sonaba como la distracción perfecta después del día que había tenido.
—Claro, me encantaría —respondí, sonriendo.
Para ir a los bolos con Wander, opté por algo sencillo pero cómodo. No quería exagerar, pero tampoco presentarme desaliñada. Elegí un par de jeans ajustados de un azul oscuro que me hacían sentir segura y a la vez relajada. Combiné los jeans con una blusa en tono blanco hueso suave, un color que siempre me ha gustado porque resalta mi tono de piel. Era ligera, perfecta para moverse y pasarla bien, y tenía un pequeño detalle de encaje en las mangas que le daba un toque femenino.
Para completar el look, me puse unas zapatillas blancas cómodas, ideales para caminar y, claro, para no hacer el ridículo con los bolos. No soy la mejor jugadora, pero al menos quería estar lista para intentarlo sin tropezar.
Mi cabello lo dejé suelto, con unas ondas naturales que se formaron después de lavarlo esa mañana. Llevaba unos pequeños aretes dorados, simples pero elegantes, y un collar fino que casi no se notaba, pero que me gusta usar para darle un toque personal a cualquier outfit.
Cuando me vi al espejo antes de salir, me sentí bien. No era un look demasiado llamativo, pero era yo, relajada, lista para una tarde divertida.
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Al llegar a la bolera, el ambiente era vibrante y alegre. Las luces tenues de neón iluminaban las pistas, y había una mezcla de risas, golpes de bolos, y el sonido de la música pop de fondo. El lugar olía a palomitas de maíz y refrescos, y todo tenía un aire relajado que me hizo olvidar los problemas por un rato.
Wander se mostró muy competitivo, riendo cada vez que lograba tumbar más bolos que yo. A pesar de mis intentos, no era tan buena como él, pero me divertía viendo su entusiasmo. Entre cada ronda, nos sentábamos en las sillas cercanas, bebiendo refrescos y comentando el ambiente.
—Te voy ganando —me dijo con una sonrisa pícara después de hacer un "strike".
—Solo te dejo ganar para que no te sientas mal —le respondí bromeando, aunque ambos sabíamos que no era verdad.
