Capítulo 25) Fuego dentro de mí

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Mi corazón se aceleró al pensar en la posibilidad  de que en cualquier momento Wades podía aparecer. Claro, Wades estaría aquí. Y aunque traté de mantenerme calmada, la simple idea de verlo de nuevo, en este contexto, me llenaba de una mezcla de nervios y… deseo. Pero no podía dejar que eso se notara.

Wander me condujo hacia una sala donde había ya muchas personas reunidas. Todos parecían estar disfrutando de la noche, pero no pude evitar sentir las miradas sobre mí. La mayoría eran amistosas, curiosas, pero algunas, como la de Elizabeth, eran afiladas y llenas de juicio.

En medio de todo ese bullicio, me presentó a sus padres. Su madre era una mujer mayor, pero aún conservaba una elegancia natural que imponía respeto. Su cabello canoso estaba recogido en un moño y su vestido azul oscuro le daba un aire majestuoso. Su padre, Nicolás, era el dueño de Univisión. Un hombre serio, pero con una mirada cálida, me estrechó la mano con firmeza.

—Es un honor conocerlo, señor Davis—dije, intentando no parecer nerviosa—. Siempre me pregunté cómo sería el dueño de Univisión.

—Bienvenida, Eiza —respondió con amabilidad, su voz profunda resonando en el ambiente—. Espero que disfrutes de la velada.

Intenté integrarme a la conversación familiar, aunque no podía dejar de sentirme como una intrusa. La única persona que parecía no aprobar mi presencia, como siempre, era Elizabeth. Su constante desprecio hacia mí me hacía sentir incómoda, pero estaba decidida a no mostrarlo. No podía darle la satisfacción.

Y entonces, apareció Wades.

El tiempo pareció detenerse cuando lo vi entrar en la sala

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El tiempo pareció detenerse cuando lo vi entrar en la sala. Estaba impecablemente vestido con un traje azul oscuro, perfectamente ajustado a su cuerpo. La camisa blanca que llevaba debajo del saco resaltaba su piel bronceada y su cabello oscuro estaba peinado hacia atrás, dándole un aire de elegancia y poder. Pero lo que más me impactó fueron sus ojos. Profundos, oscuros, y ahora llenos de descontento al verme junto a Wander. Sentí su mirada recorrerme como una descarga eléctrica, y aunque intenté mantener la compostura, no pude evitar que algo dentro de mí se removiera. Lo deseaba. Aunque sabía que no debía, no podía evitarlo. Mi corazón latía con fuerza, y mis manos comenzaron a sudar ligeramente.

Mientras nos sentábamos a la mesa para la cena, la tensión en el aire era palpable. Elizabeth, siempre estratégicamente posicionada, se sentó justo al lado de Wades, como si quisiera marcar su territorio. Mientras tanto, Wander se acomodó a mi lado, intentando hacerme sentir cómoda con pequeñas bromas y comentarios. Pero no podía relajarme. No con Wades tan cerca y con el ambiente cargado de tensión.

La mesa estaba bellamente decorada, con candelabros de plata que emitían una luz suave y cálida, reflejándose en las copas de cristal y los platos de porcelana fina. Los murmullos de las conversaciones se mezclaban con el suave tintineo de los cubiertos, pero por dentro, yo solo podía sentir la presión de los ojos de Wades sobre mí, incluso si no me miraba directamente. Cada vez que Elizabeth se inclinaba hacia él para susurrarle algo, sentía una punzada en el estómago. Era como si su mera presencia me recordara constantemente que, para ellos, yo no pertenecía a este lugar.

La Mujer Del Diablo© ACTUALIZANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora