Capítulo 28) Un grito de buenos días

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El sol caía lentamente, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados mientras Wades y yo caminábamos hacia la piscina en el jardín de su casa. El lugar tenía un ambiente lujoso, pero acogedor a la vez. A nuestro alrededor, el jardín estaba lleno de flores vibrantes que emanaban un sutil aroma, y los altos setos a lo largo del perímetro nos daban una sensación de intimidad total. El agua cristalina de la piscina reflejaba los colores del atardecer, con pequeñas luces sumergidas que comenzaban a encenderse, creando un resplandor suave y relajante.

Mientras miraba el agua, me volví hacia Wades y le dije:

-No tengo traje de baño...Una sonrisa se dibujó en su rostro, confiado como siempre.

-Ya lo pensé -respondió, señalando una pequeña bolsa que había dejado a un lado. Me la entregó con tranquilidad, como si todo hubiera estado planificado desde el principio.

Abrí la bolsa y allí estaba: un bikini azul. El tono era perfecto, un azul profundo que me recordó al océano en un día despejado. El top tenía un diseño simple, pero delicado, con tirantes finos que se ataban detrás de mi cuello, dejando mi espalda al descubierto. La parte inferior era de corte alto, ajustándose perfectamente a mis caderas y acentuando mi figura con elegancia. Me tomé un momento para admirarlo, y luego fui a cambiarme.

Cuando salí al área de la piscina, sentí cómo el aire cálido de la tarde acariciaba mi piel

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Cuando salí al área de la piscina, sentí cómo el aire cálido de la tarde acariciaba mi piel. El sonido del agua en la pequeña fuente en una esquina y el canto suave de los pájaros cercanos creaban un ambiente de paz. Caminé hacia Wades, quien ya estaba en la piscina, pero noté que sus ojos se detuvieron en mí, recorriéndome lentamente de pies a cabeza.

Sus labios se curvaron en una sonrisa lenta, como si estuviera completamente cautivado. Por un momento, me sentí nerviosa bajo su mirada, pero a la vez, una chispa de confianza comenzó a surgir en mí.

-Te queda... perfecto -dijo Wades, su voz ronca y suave, llena de deseo, mientras se acercaba al borde de la piscina para tomarme la mano. Sus ojos, brillando a la luz tenue que empezaba a rodearnos, no se apartaban de los míos.

Me sumergí en el agua tibia lentamente, sintiendo el calor envolvente que contrastaba con el aire fresco del atardecer. El agua acariciaba mi piel de manera relajante, y mientras nadaba hacia él, no podía evitar notar cómo el ambiente se volvía cada vez más íntimo. Las luces alrededor de la piscina comenzaron a encenderse, bañándonos en una luz suave y dorada que hacía todo aún más mágico.

Nos movíamos en el agua, sin prisas, disfrutando del silencio entre nosotros. Wades se acercó más, sus ojos centrándose en los míos, y de repente sentí sus manos en mis hombros, deslizándose suavemente hasta mi cintura. El contacto me hizo estremecerme de una manera que no podía controlar. Lo miré, y él me atrajo hacia él, sus labios rozando mi mejilla antes de acercarse a mi oído.

-Eres hermosa, ¿lo sabías? -susurró, su aliento cálido contra mi piel.

El corazón me latía con fuerza, pero no por el miedo, sino por la intensidad del momento. Sus palabras, el entorno, todo se sentía como una burbuja de intimidad en la que solo estábamos él y yo.

La Mujer Del Diablo© ACTUALIZANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora