-¿Sirius? –llamó Remus posando una mano en el hombro de su amigo. Sonrió un poco cuando sus ojos dorados se posaron en la pequeña criatura rubia de ojos azules que lo miraba atentamente, en la seguridad de los brazos de su padre. Así que lo has conseguido.
El animago pestañeó varias veces, saliendo del shock que lo había inducido el ver la casa de sus amigos destruida y miró a Remus.
-¿Moony?
-Sí, Sirius, soy yo.
-¿Qué...? ¿Qué pasó?
Remus dejó salir un largo suspiro sufridor, sus ojos se volvieron vidriosos.
-¿Crees que podrías venir a casa? –Preguntó en lugar de responder-. Es mejor que estemos allí para que te explique todo.
-Sí, sólo...-miró a su hijo-. ¿Podrías cargar a Naruto? Me tiemblan las manos.
-Seguro –sonrió débilmente, tomando al niño de los brazos de su amigo. Naruto gimoteó un poco, cuando sintió que era quitado de los brazos familiares de su padre.
Sirius suspiró cuando le quitaron el niño, su piel estaba pálida y todo su cuerpo temblaba visiblemente. No era tonto, en su mente ya se habían dibujado montones de panoramas de lo que podría haber causado que la casa de sus amigos estuviera así y ninguno de ellos era bueno.
Finalmente, cuando llegaron a la Mansión Malfoy, Remus convocó un elfo doméstico, para que trajera algo de té para ambos y la pequeña cuna que fue de Draco cuando era un bebé, para colocar allí al niño. Cuando las cosas se le fueron traídas, el licántropo colocó allí al pequeño, que no parecía muy feliz de ser dejado en ese objeto y él se preguntó brevemente cuánto ya había malcriado su amigo a este niño. Sin embargo, ahora tenía cosas más importantes que hablar, así que el pequeño Black tendría que conformarse con ser dejado en la cuna.
-Te escucho, Moony.
La voz aguda de su amigo lo trajo de sus observaciones del bebé y giró su cabeza para ver la expresión rara vez mostrada por Sirius Black. Él estaba serio, su ceño fruncido y sus labios tan juntos que formaban una línea fina.
Remus suspiró y caminó hasta sentarse en frente del animago.
-Pusimos nuestra confianza en alguien que no se lo merecía, Padfoot –murmuró con dolor, apretando sus puños-. Wormtail, el pequeño Peter, él fue elegido para ser el encargado secreto de Lily y James, Sirius. –Lo miró a los ojos-. Pero –Su voz tembló- pero nuestro mejor amigo resultó ser un sucio traidor, una rata asquerosa, como su forma animaga.
-¿Qué estás tratando de decirme? –A pesar que era casi evidente, Sirius se negaba a creerlo.
-Peter es un Mortífago, Sirius –dijo con amargura y odio-. Y lo primero que hizo cuando lo nombraron encargado secreto de los Potter fue ir con el chisme a su Señor –escupió la palabra-. Ellos fueron atacados en el Halloween pasado.
-¡Por las barbas de Merlín! –Gritó, levantándose de su asiento-. ¡Maldito traidor! ¿Y qué con James y Lily? ¡Harry! –Exclamó, abriendo sus ojos-. ¿Qué pasó con todos ellos? ¡Habla, Remus!
-Harry está bien –susurró con un hilo de voz, limpiando las lágrimas que comenzaron a correr por sus mejillas.
-¿Sólo Harry? –susurró mirando con plegaria a su amigo.
-No sabría decirte con seguridad –murmuró tembloroso-. Cuando llegaron a la escena los Aurores, James estaba abajo gravemente herido y casi sin respirar. Ahora está en San Mungo, debatiéndose entre la vida y la muerte (1), y Lily... -tragó saliva-. Ella no lo logró Sirius, murió para proteger a Harry.
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Quiero ser padre
FanfictionEnvidia era algo que Sirius nunca pensó sentir al ver a James con Harry, pero era verdad y éste sentimiento creció hasta que lo hizo tomar una decisión: adoptar un bebé. No encontrando respuestas en su mundo, él se aventura a otros y justo antes del...