Capítulo 11: Encuentros

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Sirius y sus dos hijos partieron enseguida de Kiri y después de los Países Ocultados. Lo primero que hizo Sirius cuando estuvieron fuera, era decirle a Haku que él y Naruto eran magos y que pronto, mediante un tratamiento, él también lo sería. Aquello tomó por sorpresa al muchacho, pero como todo niño, se entusiasmó ante la idea de ver y poder hacer magia.

Sirius decidió que ellos necesitaban vinculación familiar, por eso decidieron viajar hasta París, para tener unas pequeñas vacaciones, donde él aprovecharía para comenzar a enseñarle algo de inglés a Haku y también estropearlo con regalos y atención.

Este muchacho era tan hermoso y bien comportado que el animago estaba agradecido de que su instinto lo hubiese llevado a hablarle a su madre y después conseguir la oportunidad de adoptarlo. Esperaba con todo su corazón que él le hiciera bien a Naruto.

-"Bien, Haku. Ahora intenta decirlo." –pidió Sirius, mientras se sentaban afuera de un hermoso café en la ciudad del amor, con un libro de idiomas frente a ellos, mientras tomaban el té de la tarde con pastel de frutilla.

-Mi nom-bre es Haku –dijo lentamente, probando las palabras que su nuevo padre le enseñaba.

Por supuesto, hasta ahora, él todavía lo llamaba Sirius-san. El mayor sabía que iba a tardar un rato a que el niño lo llame por otra cosa más que eso. Además, él notaba que a pesar de toda la diversión que estaban teniendo, el muchacho todavía extrañaba a su madre y de vez en cuando ponía cara triste. Algunas veces Sirius lo dejaba con sus sensaciones, pero otras veces mandaba a Naruto a jugar sólo y se tomaba su tiempo para sentar a Haku en su regazo y decirle lo mucho que él lo quería, lo mucho que su madre lo amaba y que mandarlo con él a su casa era lo mejor para todos.

Y Haku no era ningún tonto. Él sabía muy bien cuál era la situación en su casa y estaba a medias aliviado que lo habían sacado de allí. Eso no evitaba que se ponga a llorar cada vez que se acordaba de su madre, pero Black siempre estaba allí para consolarlo.

-¡Perfecto! –Exclamó Sirius, acariciando su cabeza-. "Aprendes muy rápido, Haku. Cuando lleguemos a casa te voy a poner en la mejor academia de idiomas, para que aprendas inglés lo más rápido que puedas" –guiñó un ojo.

-Papi~ ya se terminó mi pastel, quiero más.

-Naruto –su padre le dio una mirada severa-, ya te comiste dos porciones. Así que no más para ti, sino después no querrás cenar.

-Awww.

Inconsciente para la pequeña familia, ninguno notó como un viejo hombre de cabello blanco en puntas y largo se atiesó al escuchar el nombre.

*Dos días después*

Black sonrió y asintió cuando los niños le pidieron permiso para ir a los juegos de la plaza donde pararon para mirar los patos que había en el lago. Una vez que los niños estuvieron lejos, Sirius se cruzó de brazos y tocó la punta de su varita que tenía en su brazo izquierdo.

-¿Va a salir a hablarme o no? –Susurró a nadie en particular-. Sé que hace dos días que nos está siguiendo.

Una sombra salió detrás del árbol gigante que estaba a las espaldas de Sirius. El hombre sonrió de lado y se apoyó contra el tronco.

-Me sorprende que me haya detectado –dijo el hombre con un acento pesado. Sirius se atiesó, él conocía ese acento. Era de alguien que hablaba japonés como lengua materna-. Pero uno nunca sabe los trucos de los magos.

Sirius se giró para mirarlo.

-¿Qué quiere? –preguntó bruscamente, admitiendo el atuendo de su perseguidor.

Quiero ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora