Capítulo 42: La llegada de Pein

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Cormac entró a la habitación, tarareando con felicidad. El día de ayer, Neji había venido a ellos, con una cara tensa, pero con noticias fantásticas. Él aceptaba entrar en una relación con ambos, siempre y cuando prometieran no decir nada todavía y le dieran un tiempo a la idea de tener sexo. El lindo Hyuuga era un virgen y estaba un poco temeroso del asunto. Sobre todo después de haber visto el "arma" de Naruto. Cormac no podía culparlo, la verdad.

Así pues, feliz con las noticias, entró en busca de su amor y se detuvo en la entrada. Naruto estaba sentado en el borde de la cama, descamisado y sólo con sus pantalones del pijama cubriendo el resto de su cuerpo. Su espalda estaba curvada, sus manos estaban en sus rodillas y sus ojos cerrados. Frunciendo el ceño, el mago rodeó la cama, se subió a ella y gateó hasta la espalda del rubio, antes de poner sus manos en los hombros amplios del hombre.

-¿Qué es lo que sucede? –preguntó suavemente, comenzando a darle masajes-. Luces como si el peso del mundo estuviera en tus hombros.

Naruto dejó salir un sonido que pareció la mitad de un lamento y mitad risa. Cormac frunció el ceño, preocupado.

-¿Naruto? –insistió.

-Me han convocado para irme, amor –dijo Naruto, subiendo una mano para posarla sobre la que le daba masajes-. Los sapos me han dicho que necesitan entrenarme para lo que se viene. Me voy dentro de una hora.

El otro mago tomó una inspiración tambaleante.

-Pero no es para siempre, ¿no? –Intentó que su voz sonara alegre. –Así que no tienes que tener esa cara.

-Me voy a entrenar para luego venir a luchar contra el líder del Akatsuki, Cormac. Dicen que soy el único con el suficiente poder como para matarlo.

-Oh.

-Tengo un poco de miedo –confesó, luego de un largo silencio-. Pero Tsunade-sama me prometió que si es que libero de la amenaza del Akatsuki a Konoha, me dará mi título de Jounin y luego me dejará ir.

-... ¿de veras?

-Sí, después de mi entrenamiento y esa lucha, estaremos libre para irnos. Para volver a casa.

Cormac no dijo nada, no hacía falta agregar nada más. Podrían irse, pero si es que Naruto sobrevivía esa lucha tan mortal.

El entrenamiento en el hogar de los sapos comenzó entonces. En vista de que Jiraiya todavía seguía en coma, luego de su lucha con Pein, Naruto debería ser entrenado para ser su sucesor y para derrotar al hombre que el mismo Sannin no pudo. Estaban un poco a ciegas, puesto que el miembro del Akatsuki parecía invencible, pero Fugakasu-san los tranquilizó a todos, diciendo que con una vez que Jiraiya despertara, seguro les daría una pista para derrotar al enemigo.

Si dejaban de lado el hecho de que debería comer insectos, la estadía de Naruto en el monte de los sapos fue bastante grata. Con la ayuda de su control de Oclumancia le fue bastante fácil dominar el Modo Sannin en un corto período de tiempo y también le permitió al rubio perfeccionar la técnica que heredó de Namikaze Minato.

-HPxNaruto-

Harry salió al patio trasero de su casa, transportando una bandeja con dos tazas de té. Sonrió al ver al dibujante muy concentrado en el boceto que estaba haciendo y se sentó al lado de él, en la madera que era el piso, antes de dejar la bandeja a un lado. Espió sobre su hombro el dibujo y levantó las cejas al ver lo bien que le estaba quedando ese retrato del pequeño jardín que Naruto y Harry mantenían en la casa.

-Tienes una increíble habilidad, ¿sabes eso, no?

Sai lo miró por el rabillo del ojo y frunció el ceño.

Quiero ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora