Capítulo 40: Primeros enfrentamientos

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-No piensas ir solo, ¿cierto?

Jiraiya paró de meter cosas en su morral y le dio una mirada oblicua a Abraxas, antes de seguir con lo que estaba haciendo.

-¿No hablamos ya de esto? Tengo que ir solo, no hay nadie más quien pueda ser discreto como para acompañarme.

-Sí lo hay –dijo testarudo, apretando su quijada.

-¿Quién? ¿Tú? ¿Quieres acompañarme? –resopló burlón.

-No, por supuesto que no puedo ser yo, ya estoy viejo –siseó. El "como tú" quedó suelto en el aire. –Es por eso que pensé en alguien joven y con habilidad que te pueda acompañar.

Esta vez, el Sannin paró todo lo que estaba haciendo y se giró a mirar a su amante.

-¿Quién?

-Mi nieto. Harry Potter.

-¿Harry-kun? Pero... -Frunció el ceño.

-Admítelo, después de la guerra contra Voldemort, tanto la magia como las habilidades de Harry crecieron un montón, eso sin contar los elementos que ahora tiene en su poder. –Inspiró hondo. –Principalmente La Capa, si es que quieres discreción para poder infiltrarte en esa Aldea, la Capa de Invisibilidad será de mucha ayuda. Ningún Doujutsu puede ver a través de ella.

El viejo shinobi se lo pensó por unos minutos.

-¿No voy a poder zafarme de esto, cierto?

-No, Jiraiya. No te dejaré ir de Konoha si es que no vas acompañado –decretó Abraxas con una voz que no daba posibilidad a un no por respuesta, pero también llevaba la preocupación que el mago sentía por su amante.

-De cuerdo –suspiró-. Hablaré con Tsunade y Harry-kun.

Dos días más tarde, mientras Naruto y su equipo salían a socorrer al equipo de Asuma, quienes habían ido a buscar venganza por su sensei, junto con Kakashi, Jiraiya y Harry partían para la Aldea de Ame.

-Lo siento, Harry–kun –suspiró el viejo hombre, mientras agitaba una mano a Tsunade y Abraxas, quienes habían ido a despedirlos-. Pero no pude lograr que mi sexy rubio me dejara ir solo y la rubia pechugona lo secundó sin dudar. Creo que es la primera vez que esos dos se ponen de acuerdo de algo. Tú sabes... A-chan tiene celos de Tsunade –rió nerviosamente, con un rubor encantado en sus mejillas.

Harry suspiró, mientras se estremecía.

-No quiero saber de sus conflictos de amor, gracias –masculló-. Y no me importa ir, como me dijo Naruto hace poco, no debo aflojarme. Es bueno que tenga alguna misión como esta para que mi cuerpo no se olvide del entrenamiento que tuve durante estos años.

-Eso es verdad. –Asintió. –Pero no creo que nos encontremos con mucho problemas, después de todo, sólo vamos a pescar información sobre el Líder del Akatsuki. Ni siquiera alguien tan bueno como Itachi pudo averiguar quién era realmente.

Harry frunció el ceño.

-¿No vamos a enfrentarnos con él si lo encontramos? Tsunade-sama y el abuelo parecían muy preocupados.

-¡Bah! –Sacudió una mano en desdén. –Se preocupan demasiado. Yo, Jiraiya-sama, el gran pervertido y Sannin del Sapo, no puedo ser derrotado fácilmente.

-Si usted lo dice. –Sonrió al ver los numeritos del hombre.

Esperaba en verdad que no se encontraran con problemas muy graves, puesto que si bien él era dueño de las Reliquias de la Muerte, no tenía mucho gusto de usarlas (sin contar la Capa). Porque cuando había aceptado convertirse en el dichoso Señor de la Muerte, él se había jurado a sí mismo que no iba a depender de ellas.

Quiero ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora